¿Son nuestras bibliotecas un destino?

Biblioteca Pública de Seattle, Foto vía Flickr por Scrunchleface

Durante la última década ha habido un renacimiento a nivel mundial de las bibliotecas públicas, principalmente en su número y en las construcciones que las albergan. Quizás, podríamos incluir dentro de esta nueva generación a la Biblioteca de Santiago, que vino a reconstruir y entregar un nuevo valor a la ex  Sede de Aprovisionamiento de la capital, sin embargo parece que esta tendencia no es predominante en Chile. Ni en momentos en que la educación es noticia a diario, las bibliotecas parecen jugar un rol muy protagónico a la hora de evaluar las bases del nivel cultural de los chilenos.

Entonces, vale la pena preguntarse ¿Son nuestras bibliotecas lo suficientemente atractivas para atraer a las familias? ¿Nuestras bibliotecas tienen identificado a su público? ¿Satisfacen las necesidades de sus visitantes? ¿Facilitan el uso y el acceso a ella por parte de toda la comunidad? ¿Son realmente nuestras bibliotecas un destino en si mismas?

En algunas ciudades se ha intentando buscar respuesta a preguntas como las anteriores o, al menos, se ha buscado estrechar el vínculo entre la comunidad y sus bibliotecas, sin dejar de lado el propósito central de estas instituciones en la ciudad, como es fomentar la participación democrática a través del acceso a la información y a las ideas. Pero, actualmente las bibliotecas aspiran a ser más que un centro de libros o una sala de computadores, en algunos casos las bibliotecas están entregando a la comunidad un espacio de integración cívica y social, e incluso, se están potenciando como atractivo turístico dentro de la ciudad.

En casos emblemáticos de EE.UU. , como en Charlotte o en Seattle, las bibliotecas cuentan con programas para la comunidad e integran en el mismo edificio el teatro municipal, la biblioteca y otros organismos relacionados. En Chile, la DIBAM, también ha realizado planes para poner las bibliotecas al servicio de la comunidad, entregando diversas capacitaciones en sus dependencias o potenciando los Contenidos Locales de las comunidades más alejadas de la capital.

Project for Public Spaces identifica tres factores fundamentales en la evolución de las bibliotecas: las asociaciones entre la comunidad de la biblioteca y sus colaboradores, en segundo término; la programación que presente la biblioteca para sus visitantes y en tercer lugar: la relación entre la biblioteca y las organizaciones comunitarias.

Para finalizar, en las siguientes líneas ahondaremos brevemente en los factores  fundamentales que plantea PPS como base de la evolución de las bibliotecas.

Las asociaciones entre comunidad de la biblioteca y sus colaboradores

Así como las conexiones entre individuos son esenciales para la creación de la experiencia compartida y un objetivo común, también lo son las conexiones entre las organizaciones e instituciones locales. Mucho hemos hablado que para la construcción de la identidad de una comunidad, son esenciales las redes de las instituciones cívicas y públicas en conjunto con los privados de manera de potenciar la colaboración.

Hoy en día, más y más bibliotecas se están uniendo a las organizaciones locales para desarrollar y trabajar en conjunto, un ejemplo chileno de esto, eran los ya mencionados Contenidos Locales. Donde la comunidad, más allá de los lectores, se integraron para mostrar la cultura, las costumbres locales o el trabajo de sectores muy remotos de Chile. En la medida que estas acciones se vinculan fuertemente con los servicios locales la comunidad se fortalece.

Imagen tomada de www.contenidoslocales.cl

La programación de la biblioteca para su comunidad

Los programas públicos son otra manera de hacer evolucionar el papel de las bibliotecas como puntos claves en la ciudad. Curiosamente, la programación ampliada parece estar en correlación directa con la evolución de las bibliotecas como puertas de acceso a la información. Cuanto más contenido o más acceso a la información ofrecen las bibliotecas, ya sea a distancia o en el lugar físico, la gente parece desear más los programas que los unen a los espacios físicos, ofreciendo oportunidades para discutir temas y compartir experiencias en tiempo real. De hecho, la “biblioteca” es cada vez menos un espacio para el almacenamiento de libros y otros artefactos de la información, y cada vez más un espacio de programación para el intercambio de información, ideas y experiencias.

Hay varias explicaciones para este fenómeno. Algunas incluyen la idea que las interacciones en línea aisladas no satisface las necesidades  sociales de la gente. Otra explicación es que las personas se enfrenta a un exceso de información y están buscando oportunidades para dar sentido a esa información. Cualquiera sea la explicación, tanto de nuevas y renovadas bibliotecas, éstas reflejan claramente la tendencia a asignar más espacio a las actividades que a almacenamiento de información. En muchos casos se ofrecen servicios como asesorías de trabajo, áreas de estudio en grupo, salas y jardines comunitarios. El diseño de la biblioteca en la actualidad refleja la necesidad de convertir los espacios en lugares activos.

La relación entre las bibliotecas y organizaciones comunitarias

La biblioteca tiene una tendencia a la co-localización. Desde hace algunos años ha habido ejemplos de bibliotecas co-ubicada con las escuelas primarias y escuelas, incluso, secundarias. Últimamente, el fenómeno ha crecido en alcance y en la diversidad. Muchas bibliotecas están compartiendo para optimizar el uso de fondos públicos, ampliar el acceso a los servicios públicos y facilitar la programación de cooperación. La Biblioteca Infantil de Charlotte (Carolina del Norte) comparte el edificio de Biblioteca Pública con un teatro infantil local en un espacio llamado “ImaginOn” .  En otro ejemplo, la Biblioteca del Condado de Clark, en Las Vegas, ha creado una serie de instalaciones de sucursales que incluyen funciones culturales, como museos y teatros.

Existen más y muchos ejemplos de las bibliotecas públicas de co-localización  con los colegios comunitarios y, en algunos casos, las universidades. Aunque algunos expertos creen que esta tendencia no siempre es ventajosa para los usuarios de la biblioteca pública, es claro que  es un aspecto a considerar comprenderse a sí mismo como integrado y responsables de los establecimientos de la comunidad.