El revuelo de las Zombiecities

Foto por Nicolás Pérez Apparcel, zombie walk en Buenos Aires, 2010.

En el último tiempo se ha escuchado en distintas ciudades que los zombis se toman el espacio público. Se trata de una tendencia mundial que ocurre simultáneamente en antípodas del globo terrestre: la elaboración de sofisticados disfraces, maquillaje, encuentros masivos y caminatas desde los centros urbanos extendiéndose a avenidas y pasajes de la vía pública. Este fenómeno se conoce internacionalmente como los zombie walk. Personificando sujetos carentes de sentidos, subliman la apropiación de espacios urbanos con alguna connotación cívica, impulsados por el instinto y la memoria enterrada. Una serie de films, desde las clásicas del género gore o “splatter” de Romero hasta las nuevas versiones de directores como Snyder, lleva a sus personajes a internarse en los shopping center, describiendo la situación de encuentro colectivo actual basada en el ejercicio del consumo.

La escenificación del zombi y la problematización que este plantea en la ciudad actual, a continuación:

Hace un tiempo atrás, la Agencia para el Control de la Salud de Estados Unidos redactó públicamente recomendaciones para prepararse para la noche de los muertos vivientes ante un apocalipsis zombi. Más allá de la alarmante medida y el pánico que sugiere, el motivo es prepararse para eventuales desastres no ficticios, tales como terremotos, pandemias, huracanes, accidentes nucleares y otros enfrentamientos imprevistos. Planear la ruta, huida y estrategia de escape se vuelve similar a lo que intentó diseñarla operación deyse de evacuación y seguridad escolar. El hecho es que los zombis remiten constantemente a catástrofes urbanas. Su escenario tiende principalmente a altas concentraciones de población en estado de vulnerabilidad, ya sea apocalíptica, económica, cultural o social.

Desde la materialización del arquetipo zombi del director de cine George Romero, se ha tendido a asociarlo con críticas de la sociedad contemporánea. Él invento las reglas del juego zombi: dispararles en la cabeza, si te muerden eres parte de ellos, el canibalismo como ley y motor. A raíz de esto, se conoce su principal debilidad como grupo social, que consiste en la marcada pauta de individualidad con la que operan, en constante colisión dentro del caos en el que participan. Perdidos de sentido e impulsados por el instinto de consumo, se internan en los shopping centers negando lo desconocido, al otro urbano, en el intento por establecer contacto con iguales en espacios reconocibles en su memoria. En la película de Snyder El Amanecer de los Muertos (2004), los humanos se esconden en el mall con la tranquilidad de que los muertos vivientes se confinan al otro lado del muro, sin acceso al controlado espacio de consumo. El miedo y las murallas como patrón de construcción de la ciudad se levantan nuevamente como motivo central de la fragmentación y deshumanización urbana. En este escenario, el zombi es la figura y denuncia de la nueva sociedad, en su frustración por apoderarse reivindicativamente del espacio público.

El Amanecer de los Muertos, 1978, George Romero

Las zombie walk hacen ruido en distintas ciudades del mundo. A modo de un montaje teatral urbano se subvierten, participando activamente en el perfil urbano, transitando entre plazas y calles de la ciudad. A pesar del atractivo del encuentro que tiende a reunir a grandes masas, muchas veces intentan transmitir ciertas causas universales. Es así como el zombie walk de Iowa el 2009 se movilizó para crear consciencia sobre el hambre y la desnutrición que afecta a millones de personas, traduciendo las contribuciones monetarias en unidades de comida. Por su parte, en Manchester se creó la organización Zombie-Aid, que busca captar donaciones para niños con cáncer. Las manifestaciones son pregnantes y de alto impacto: en Seattle registra este año su nuevo record Guinness, con una participación de alrededor de 5.000 zombies. En Santiago, se dio a conocer el zombie walk bicentenario del año 2010, reunidos desde Plaza Italia como ícono urbano de convergencia para las manifestaciones.

La caminata zombi se ha posicionado como un evento universal: celebrado una vez al año y masificado a través de las redes sociales, atrae miles de participantes y espectadores en distintas ciudades. La organización se vuelca hacia la calle, mientras se hace efectivo un uso intensivo del espacio público. Estos se distribuyen y encuentran en barrios de alto reconocimiento popular, formando un encuentro colectivo mayor que trasciende la individualidad que supone su ficción. Estos zombis son urbanos y sociales, en la medida en que se unen a una causa común y proyectan el escenario de la calle como un espacio de encuentro creativo.

Fotografías: Nicolás Pérez Apparcel

Zombie walk, Buenos Aires, 2010, Convocatoria en Plaza San Martín.

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