Jardines botánicos exigen la creación de una institucionalidad y aportes efectivos del Estado

Actualmente, en Chile sólo existe media docena de este tipo de planteles. La red que agrupa a estos centros propone como meta que haya uno por cada región.

HERNÁN CISTERNAS
(El Mercurio – 23/05/2011)

En Chile sólo hay seis jardines botánicos. En otros países, afirma el académico Luis Otero, profesor de la Universidad Austral de Chile y consultor internacional de temas ambientales, cada ciudad se esfuerza por tener uno propio. De ahí que considera “una vergüenza” la falta de interés por estos recintos.

Para Antonia Echenique, presidenta de la Red Nacional de Jardines Botánicos y directora del Jardín Botánico Chagual -que está en formación en Santiago-, la meta es que al menos exista uno por cada región.

Por eso, Juan Pablo Reyes, director del Jardín Botánico Nacional de Viña del Mar, dice que se requiere crear una institucionalidad sobre la materia.

Según Echenique, el Estado debiera darles el mismo apoyo que otorga a los monumentos y museos nacionales, al menos para los gastos de operación: “Llevamos años para que se nos reconozca y nos den subsidios… Si esto no ocurre, van a morir de muerte natural”.

Pero también urge reducir las diferencias entre los que ya existen. Todos tienen en común el propósito de conservar, investigar, educar y difundir el patrimonio vegetal, pero los recursos para hacerlo son muy distintos.

Es el caso de los jardines botánicos de Viña del Mar y de la Universidad Austral de Valdivia, ambos existen desde hace más de 50 años, pero mientras el primero cuenta con un presupuesto de $520 millones al año (50% es aporte del Estado) y un total de 36 personas, el segundo apenas dispone de $5 millones, lo que alcanza para pagar sueldos a tres jardineros.

En Antofagasta conviven dos experiencias. Por un lado está el Jardín Botánico del Desierto, de la Universidad de Antofagasta, que se creó en 2003 con apoyo de Minera Escondida, Museo de Historia Natural, Conaf y Proa. Actualmente sólo depende de los recursos universitarios. Paralelamente, existe el Jardín Botánico de Aguas Antofagasta, habilitado junto al edificio corporativo de la sanitaria, que además lo financia.

El ingeniero alemán Steffen Hahn, creador hace ocho años del Jardín Botánico de la Universidad de Talca, considera que en Chile no hay suficiente conciencia sobre la importancia que estos recintos tienen para la conservación de las especies amenazadas, la educación y el esparcimiento. En el campus Lircay se cuenta con 13 hectáreas y un presupuesto de $70 millones proporcionado por la universidad.

La Universidad de Magallanes maneja con éxito el Parque Etnobotánico Omora, ubicado a 2,5 kilómetros de Puerto Williams, creado en noviembre del 2000. Tiene apoyo de la University of North Texas, de la Iniciativa Científica Milenio y del Instituto de Ecología y Biodiversidad.

En el Jardín Botánico Chagual, en Santiago, impulsado por una corporación público privada, destaca la inversión que realizan empresas privadas como parte del plan de compensación de material particulado. En 2009, la siderúrgica Gerdau Aza financió la plantación de 50 hectáreas de especies nativas, mientras que Clínica Las Condes plantará 2,11 hectáreas.

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DIFERENCIAS

Mientras el Jardín Botánico de Viña del Mar cuenta con $520 millones al año, el de la Univ. Austral de Valdivia, dispone sólo de $5 millones.

Aportes privados en La Serena y Concepción

Aunque no corresponden a la categoría de jardines botánicos, el Jardín Japonés de La Serena y el Parque Jorge Alessandri, de Concepción, son considerados ejemplos de proyectos financiados y mantenidos por privados al servicio de la comunidad.

El de La Serena, que recibe 90 mil visitas al año, fue un aporte de CAP Minería a la IV Región. En el terreno de 26 mil metros cuadrados destacan grandes extensiones de áreas verdes y senderos construidos de acuerdo a la tradición japonesa.

En el kilómetro 18 del camino de Concepción a San Pedro, 115 mil personas al año visitan el parque Jorge Alessandri, creado por la firma CMPC y abierto al público en 1991 en uno de los predios de Forestal Mininco. Sus 11 hectáreas constituyen un parque educativo.