Peatones y ciclistas se disputan las veredas

Tras observar atropellos de peatones por ciclistas que transitan por veredas, un vecino de Avda. Pedro de Valdivia empezó una campaña para recuperar esos espacios para caminar tranquilamente. Hay una docena de casos de accidentes en Providencia, Ñuñoa y La Reina.

por Por Roberto Farías
(La Tercera – 07/02/2011)

HORACIO Brum es el corresponsal de la BBC en Chile y a los 54 años ya, nunca tuvo auto. Antes fue dueño de varias bicicletas. Pedaleó en Londres por casi una década para ir a la radio bordeando el Támesis. Otra cantidad de años en Frankfurt, Alemania. En las apretadas calles de Buenos Aires. Y en Montevideo, su país de origen, donde aprendió a pedalear. Pero en Chile, donde está radicado hace 20 años, dio un giro, dejó su bicicleta guardada y es un obligado peatón. Incluso, un peatón combativo. Desde que en cinco ocasiones casi lo atropellan ciclistas sobre la vereda de Avenida Pedro de Valdivia sur, inició su propia batalla peatonal. Desde el año pasado envía cartas a los diarios, se entrevista con concejales, se cuelga un pequeño cartel en la solapa, con un ciclista tarjado, que dice: ¡Quiero mi vereda!

“No es posible que en Santiago los ciclistas anden por la vereda”, dice. “Por un lado se incentiva el uso de la bicicleta, pero no se respetan los derechos de los peatones”, agrega. En su vereda, en la esquina de Mar del Plata con Pedro de Valdivia, con los numerosos acacios, el espacio se hace angosto. Un día martes contamos uno, tres, nueve; 35 ciclistas en una hora pedaleando en la vereda. Al mediodía del sábado, es un centenar por hora rumbo al Cerro San Cristóbal. Entre 5 y 7 PM, el tropel pasa de vuelta. Muchos van rápido haciendo slalom esquivando peatones.

Como Brum antes fue encargado de comunicaciones de Greenpeace inició su campaña mediática a lo guerrillero, en solitario. Pero al poco andar, se dio cuenta que eran muchos los atropellos. Le llegaron réplicas de una veintena de accidentados de Providencia, Ñuñoa y La Reina. Los peores casos son de Avenida Larraín, Irarrázaval, Marín, Monjitas, Av. Brasil, Compañía, Carlos Antúnez y Pocuro.

Una buena cantidad tuvo fracturas: el ingeniero Oreste Assereto, por ejemplo, sufrió la fractura de la clavícula atropellado por una bicicleta. Se demoró seis meses en sanar. El abogado Rolando Aros, quien tiene oficina en Pedro de Valdivia, sufrió un atropello y ha visto otra docena donde el peatón se lleva la peor parte. El más grave, la fractura de tobillo de la dueña del quiosco frente a Pedro de Valdivia 1100, Loreto Navarro, de 43 años.

“Ser atropellada por una bicicleta parece una broma, pero es grave”, cuenta ella. “Fui arrollada por una chica de 17 años que venía a toda velocidad. Cuando me intenté parar tenía el pie girado al revés, colgando. La niña apenas se rasmilló. Ahora tengo un fierro con tuercas en el tobillo y estuve seis meses caminando con muletas. No hubo juicio ni nada. Perdí nomás”. Ahora en invierno cojea, porque le duele el tobillo por el frío que le causa el injerto de titanio.

Según la Mutual de Seguridad, una bicicleta a 30 km por hora quintuplica la fuerza del impacto sobre una persona que cae al suelo. Equivale a una caída libre desde un segundo piso.

Según las pocas estadísticas que hay, de los 2.600 accidentes anuales que involucran bicicletas, según la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito en Santiago, un gran porcentaje debería corresponder a atropellos de peatones en la vereda, pero como los partes no suelen ser muy específicos, tampoco hay registro de casos. Hoy, con las más de 900.000 bicicletas que consideraba el INE que había el 2004 en Santiago y que crecen al 30% por año, esa estadística debería ser mayor.

El vocero del Movimiento Furiosos Ciclistas, César Garrido, dice que ellos incentivan el uso de las calles, no de las veredas. “Sólo hay que observar las reglas del tránsito. Un buen conductor de bicicleta si observa las reglas del tránsito está seguro”, dice.

Garrido es ingeniero de transportes. Se mueve en bicicleta entre La Reina, el centro, el barrio Yungay, Maipú. Lleva 17 años circulando por la calle y nunca ha tenido un accidente. Piensa que hay dos tipos de ciclistas: el que usa siempre la bicicleta como medio de transporte y sabe las reglas del tránsito anda por la calle y los que la usan por moda. Esos son los que andan por la vereda, porque no tienen costumbre de pedalear junto a los autos y no conocen la Ley de Tránsito, que establece que transitar por la vereda en bicicleta u otro vehículo es una falta menos grave, con una multa de 1,5 UTM. Carabineros no registra estadísticas por tipo de parte, pero una consulta al voleo a los ciclistas indica que jamás alguien ha recibido un parte por esa causa. Garrido cree, en todo caso, que lo óptimo sería invertir más en ciclovías. Apenas hay 102 km del proyecto de 1.200 km que contempla el Plan Maestro de la Región Metropolitana aprobado en 1996.

El sempiterno concejal de Providencia Rodrigo García Márquez ha visto el cambio de la comuna: “Las veredas de Providencia se convirtieron en ciclovías de hecho”, dice. “He propuesto tres veces tratar el tema en el concejo y el alcalde ha tomado nota: capacitar al personal fiscalizador y mecanismos para evitar esta situación”. Pero hasta la fecha, no se conoce medida concreta. Horacio Brum remata: “Soy peatón militante. ¡Hasta recuperar las veredas!”.