Inauguran en cerro San Cristóbal anfiteatro con capacidad para mil personas

Diseñado por los arquitectos Carlos Martner y Humberto Eliash, el lugar acogerá actividades artísticas.

por Jorge Letelier
(La Tercera – 14/09/2010)

Si hay un “pecado” que puede achacársele al cerro San Cristóbal, es que le ha dado históricamente la espalda al sector norte de Santiago. Su desarrollo como parque urbano siempre ha mirado hacia el centro, hacia Providencia y la zona oriente de la ciudad, y ha dejado desplazadas a comunas como Huechuraba. Recién en 2011 se abrirá un acceso por Recoleta, pero es la primera vez que el Parque Metropolitano se hace accesible desde el poniente.

Conscientes de esta falencia, los conocidos arquitectos Humberto Eliash y Carlos Martner diseñaron un anfiteatro en el único lugar del cerro que mira simultáneamente hacia el oriente y la zona norte de la capital: estará ubicado en el sector de Los Gemelos, en la Plaza de las Naciones y las Artes Pablo Neruda.

“Están a la vista los dos Santiagos: el rico y el vulnerable. Eso nos pareció interesante, porque hay pocos lugares en que se ve eso”, cuenta Eliash, vicedecano de la Facultad de Arquitectura de la U. de Chile, sobre la construcción, emplazada en un espacio casi abandonado del cerro. El proyecto ganó una licitación del Parque Metropolitano en 2007 y fue edificado con piedras de Colina y concreto. Sus formas geométricas puras y limpias lo hacen particular, así como también su espacio, que contará con una capacidad para 1.000 personas. Eso no es todo: bajo el escenario dispone de camarines, baños, instalación eléctrica y bodegas, y a sus costados se levantan dos miradores que están cinco metros más arriba que la edificación central: la Plaza Tierra y la Plaza Silencio, desde donde se domina toda la zona nororiente de la ciudad.

Mejorar los accesos

La inauguración del anfiteatro está programada para esta primavera. Falta sólo concretar un último paso: el acceso vehicular. Hasta el momento, el lugar cuenta con sólo 20 estacionamientos y la idea, según explica Humberto Eliash, es llegar a 80. “Estamos mejorando ese aspecto en un plazo de 60 días”, explica Bernardo Küpfer, director del Parque Metropolitano. Está en proyecto también extender las vías de acceso, pues hasta ahora sólo existe una.

Sobre el acto inicial, Eliash ha conversado informalmente con Los Jaivas y el actor Julio Jung, quienes están interesados en participar. Pero todavía no hay ninguna decisión tomada de parte del Parque Metropolitano.

Espacios públicos

La puesta en marcha del proyecto responde a una vieja inquietud de Eliash y Martner (este último, arquitecto que proyectó las piscinas Tupahue y Antilén en los 60), quienes querían dotar a Santiago de espacios públicos de calidad. La escasez de anfiteatros y de parques es para los profesionales un índice de desequilibrio social y humano. “Creemos que la calidad de vida de una ciudad va en directa relación con la calidad de los espacios públicos. Cuando uno habla de la maravilla que es París, lo que hace es hablar de los espacios públicos. Las ciudades se viven en ellos”, asegura Eliash.

Además, se trata de una construcción de bajo costo. “Al anfiteatro no hay que regarlo, aguanta la lluvia y tiene agua caliente (gracias a unos paneles solares). Son conceptos que tratamos de aplicar y es un primer paso antes de que otras obras traten de ser autosustentables”.

El arquitecto menciona el caso de los cerros Blanco y Renca, que están sin uso y que podrían convertirse en espacios públicos de calidad.

Por lo pronto, ambos profesionales ya diseñaron nuevos accesos al cerro desde calle Pío Nono y uno nuevo al zoológico. Ambos, proyectos que ya están entregados.

La inspiración del proyecto les vino a ambos arquitectos del autor de Residencia en la tierra. A comienzos de los 60, un joven Carlos Martner construyó para el poeta el estudio y biblioteca de La Chascona, la casa ubicada a los pies del cerro San Cristóbal. El encuentro fue crucial, ya que Martner aplicó luego en su trabajo los principios estéticos de la lírica de Neruda: el aire, la tierra, la naturaleza.

“La poesía de Neruda está muy impregnada por la geografía, la lluvia, el sur, es muy telúrica”, explica Eliash. Y agrega: “La obra de Carlos también pertenece culturalmente a ese mundo de relaciones muy táctiles, el tema de la piedra, la relación con el mundo precolombino”, dice pensando en Alturas de Machu Picchu como el gran motor del proyecto.