Parque de Lota incorporará reconstrucción “en vivo” para atraer a visitantes: Se requieren $1.200 millones para reparar daños

(El Mercurio, 3/06/2010)

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por Fabián Álvarez

Profesionales trabajarán a partir de septiembre frente al público para que éste no sólo conozca la importancia histórica del lugar, sino que también las técnicas de restauración.

LOTA.- Con una reconstrucción “en vivo” abrirá el 1 de septiembre el circuito turístico “Lota Sorprendente”, donde el terremoto dejó serios daños en inmuebles y en esculturas del Parque Isidora Cousiño, en construcciones en superficie de la mina Chiflón del Diablo y en las estructuras de la hidroeléctrica Chivilingo. Todos atractivos centenarios que si no fuera por su valor patrimonial serían demolidos.

Pero no correrán esa suerte, pues serán recuperados en un proceso que tardará dos años, y que podrá ser apreciado en directo por los visitantes del principal polo turístico del Biobío.

“Los inmuebles dañados serán acordonados y habrá restauradores trabajando en ellos, por lo que junto a las placas que cuentan la historia del bien, su importancia y su uso, habrá fotos de cómo quedaron tras el terremoto y el proyecto de restauración con plazo, etapas y monto”, explicó Javier Matamala, gerente de “Lota Sorprendente”.

La idea es sacar partido de la crítica situación en que quedaron estos tesoros patrimoniales, los que requieren de $1.200 millones para su restauración: $600 millones para el parque, $400 millones para la mina y $200 millones para la hidroeléctrica, según un primer informe.

Los seguros contratados con suerte cubrirán la mitad de esta cifra, por lo que una vez que se afinen los montos de los daños se buscará ayuda en empresas o se postulará a proyectos estatales.

“Si para el terremoto de 1960 hubiera existido la mentalidad que existe ahora, con respecto a que los bienes inmuebles patrimoniales son ejes creativos importantes para desarrollar una oferta turística, no se hubiera demolido el Palacio Cousiño, alrededor del cual se construyó el parque”, dijo Matamala.

Las 100 mil personas que visitan cada año el circuito dejan ingresos por $200 millones a su administrador, la Fundación Chile. A ello se suman cerca de $1.200 millones que esos mismos turistas dejan en la comuna, que se niega a dejar su sello de ciudad industrial más gloriosa del país, de la mano de la extracción del carbón que se apagó en 1997.

Impacto comunal

El cierre de estos atractivos ha tenido un fuerte impacto en la economía de Lota. “La actividad comercial de la comuna ha bajado en un 35% por la nula presencia de turistas”, aseguró Jaime Vásquez, presidente de la cámara de comercio local. El mayor golpe lo han sufrido las cerca de 200 personas que desarrollaban sus actividades en torno a este circuito turístico.

“Mi restaurante está orientado 100% al turista, lo que significa que en temporada alta atendíamos 80 personas al día los fines de semana, y hoy nada. Lo tengo abierto sólo para eventos, y nuestras ventas han bajado en un 80% después del terremoto”, afirmó Florencia Aguilera, quien recién en junio de 2009 abrió su negocio a una cuadra del Parque Isidora Cousiño.

Fernando Zúñiga, artesano en carbón, es otro damnificado. “No hay posibilidad de entregar nuestros productos a otras ciudades, porque el turismo se ha reducido en todo el país tras el terremoto. Ahora estoy haciendo joyas en carbón y plata para reimpulsar el negocio”, dijo.

Estructuras más dañadas

En el Parque Isidora Cousiño, los casos más graves se registran en la casa “Jacarandá”, construcción de madera que data de 1870 y que funciona como museo; el Observatorio Meteorológico, de madera y tallados de principios de 1900; el conservatorio de plantas, de la misma época; el “quiosco chino”, el faro de hormigón y dos esculturas de fundición francesa (Valdosne).

La mina Chiflón del Diablo sufrió daños en un conjunto de edificios de madera ubicados en su acceso, en la albañilería del Museo Alta Prat, en el edificio de soldadura y en la ex lamparería. El pique minero, que se interna bajo el mar a 850 metros de profundidad, no sufrió daños.

En Chivilingo, el edificio de la primera central hidroeléctrica de Chile, declarado Monumento Nacional, tiene agrietamientos en todos sus muros de mampostería de piedra.