Carta – Huella de carbono
(La Tercera. 11/11/2009)
Señor director:
Desde el protocolo de Kyoto, en 1997, los países industrializados se han comprometido a reducir los gases de efecto invernadero (GEI) en un 5 % entre 2008 y 2012. Dentro de ese marco de reducción se ha establecido el “índice de carbono”, que consiste en el cálculo de la totalidad de GEI emitidos directa o indirectamente por un individuo, organización o producto, de acuerdo con su producción, fuente de energía y transporte.
Este registro será rotulado en los productos de importación y se extenderá a todo tipo de artículos, dando así la opción al consumidor de elegir de acuerdo con su juicio, lo que sin duda reducirá las emisiones de acuerdo a un posible cambio de conducta. Esta medida está siendo comparada con la rotulación de sustancias nocivas en alimentos como el aspartamo, tartrazina, etcétera.
Sin embargo, no debemos confundir elecciones personales en consumo de sustancias que representan una amenaza a la salud de un individuo con elecciones que amenazan a todo el ecosistema. Tal vez, este índice llegue a ser el primer paso hacia una estricta regulación, similar al certificado de emisiones contaminantes para automóviles, donde su incumplimiento impide su circulación y de, esta manera, forzar a la industria a implementar estrategias efectivas para reducir las emisiones de los GEI. De lo contrario, nuevamente quedaríamos limitados a la conciencia -o más bien inconciencia- de cada individuo en el mundo.
Pablo Fuertes Ponce De León