Editorial – Polémica por el MOP

(El Mercurio. 22/08/2009)

Una polémica pública entre el decano de Economía de la Universidad de Chile y el subsecretario de Obras Públicas ha girado en torno a la conveniencia de la nueva Ley de Concesiones y a la necesidad de modernizar el MOP. El subsecretario ha resultado convincente en cuanto a lo primero, y el decano lo es respecto de lo segundo.

La reforma de la ley busca evitar que se repita el desorden en la Dirección de Concesiones que permitió casos como el MOP-Ciade -cuyas condenas ha confirmado recientemente la Corte Suprema- y onerosas renegociaciones de los contratos de concesiones. El decano -al contrario del subsecretario- sostiene que la nueva normativa reduciría el interés de las concesionarias por invertir en Chile, porque otros países ofrecen condiciones menos estrictas. El problema de este enfoque es que los contratos de concesiones son de muy largo plazo, lo que abre muchas oportunidades de arrepentirse por los errores en el diseño de los contratos. Es preferible no competir con otros países por ofrecer las condiciones más generosas a los concesionarios y, en cambio, definir claramente condiciones que den origen a contratos de concesión estables en el largo plazo. Así lo hace la reforma a la Ley de Concesiones, que es apoyada por centros de estudios de diversas orientaciones políticas y por los distintos partidos. En la discusión parlamentaria, los representantes de los concesionarios tuvieron numerosas oportunidades de ser escuchados y de incorporar cambios al proyecto.

Por su parte, el decano tiene razón en que la estructura del MOP requiere modificaciones sustanciales: él dispone de gran cantidad de recursos, pero necesita mejorar su eficiencia en la realización de sus proyectos. Normalmente éstos se retrasan o están mal diseñados, lo que es una de las causas de las renegociaciones de los contratos, tanto de construcción como de concesiones. Esto siempre es caro para el Estado y ventajoso para la industria, por lo que se debería reducir en lo posible. Para eso es necesario reformar el MOP, a lo que se opone su personal, al que se teme enfrentar. Existe un proyecto de Superintendencia de OO.PP., que fiscalizaría el cumplimiento de condiciones de servicio de las obras, tanto del MOP como de los concesionarios. De aprobarse su creación, probablemente mejorarían los proyectos, hoy fiscalizados por las unidades responsables de su construcción. Es un avance, pero insuficiente: se requieren cambios en el MOP para acelerar la aprobación de mejores proyectos. Así, ambas autoridades tienen parte de la razón, y aún falta realizar los cambios requeridos para tener un sistema de obras públicas eficiente.