Quilicura: con ánimo de ser más verde

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En repetidas ocasiones hemos visitado y revisado lo que la ciudad de Nueva York está haciendo con su plan estratégico PlaNYC2030, con miras a convertirse en una ciudad más verde y mejor en los próximos 20 años; una ciudad sustentable y con mejor calidad de vida, actuando en materias de vivienda, transporte, calidad del aire, del agua, espacios públicos, entre otros temas, con una fuerte presencia de participación ciudadana en los procesos de desarrollo local.

Habitualmente cuando queremos comparar algún sector de Santiago con NY, lo hacemos hablando de la burda Sanhattan; sin embargo, en esta ocasión esta presentación quiere apuntar hacia un sector que poco o nada nos puede evocar  modernos rascacielos, pero que pareciera tener entre manos, guardando evidentemente las proporciones, una visión estratégica sobre un tema muy particular: la forestación de la comuna más contaminada de la capital.

Quilicura presenta los perores índices de calidad del aire de Santiago; ubicada al norponiente de la ciudad, esta comuna se enfrenta a niveles de polución muy altos, además de los muchos problemas de segregación, equipamiento y áreas verdes que comparten gran cantidad de las comunas periféricas. En el contexto del aniversario de los  108 años de la comuna, y bajo el emblema de Quilicura Respira, es que se ha dado inicio al plan de reforestación, que contempla la plantación de 5.000 árboles en la comuna; bajo una visión teñida con paradigmas sustentables, durante todo el mes de agosto se están realizando actividades vinculadas a este proceso: desde cicletadas y jornadas de arborización, hasta actividades para dirigentes, niños, jóvenes, mapuches, estudiantes o ferias de empleo. Para conocer en detalle las actividades, puedes ver aquí.

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La cobertura arbórea de Quilicura en la actualidad es del 7,7%; en comunas como Vitacura, esta alcanza un 44%. Esta diferencia grotesca es la que se quiere comenzar a salvar con este tipo de iniciativas, a través de la creación de pulmones verdes en plena zona industrial. Aunque la comparación con NY queda bastante grande, parece interesante ver que lo que se puede aprender de los gobiernos de grandes ciudades desarrolladas, no está siempre vinculado a un paradigma de desarrollo medido con el indicador exclusivo del valor del suelo y constructibilidad, sino que puede tener el ojo puesto en la calidad de vida y el desarrollo humano, dirección a la que estas pequeñas acciones intentan apuntar.