Editorial – Gases de invernadero

(El Mercurio. 18/08/2009)

Este debate dista mucho de agotarse. El candidato presidencial de la Concertación, senador Frei, plantea que, de ser elegido, quiere “poner a Chile a la vanguardia de una economía verde”. En entrevista reciente, el ex Presidente Lagos expresa que las aspiraciones de algunos en cuanto a que los países deberían fijarse una meta de una tonelada de emisión de gases invernadero per cápita contrastan con las cinco toneladas que Chile emite actualmente, lo que implica un inmenso desafío para el país, que, de no ser enfrentado, puede complicar su intercambio comercial futuro.

Las emisiones de Chile son efectivamente las indicadas, pero los expertos están proponiendo como meta para 2050 la emisión de dos toneladas de CO2 per cápita, con un total de unas 2,6 toneladas per cápita de gases que provocan el efecto invernadero, por lo que la meta de Chile es bajar a la mitad. Por otra parte, EE.UU. emite unas 22 toneladas y Europa unas doce, por lo que su desafío es aún mayor.
Pero lo anterior no debe dar lugar a complacencias, porque la mayoría de los proyectos de generación eléctrica que se impulsan en el país son a base de carbón, lo que dificulta el cumplimiento de tal meta. En 2012, cuando venza el actual Protocolo de Kioto y se acuerde uno nuevo, en el que participarán muchos más países, incluido EE.UU., se establecerán las metas y plazos que los gobiernos del globo, en conjunto, se den para enfrentar este problema, en un esfuerzo inédito, pero propio de la globalización. Eso impondrá, probablemente, impuestos que graven a las emisiones indeseadas, premios por mitigarlas, y mejoramiento de los instrumentos financieros que permitan transar estos últimos para pagar por los primeros. El gobierno de Sarkozy, por ejemplo, parece estar ya estructurando un sistema que gravará los productos que Francia importe en función de la traza de carbón que ellos registren. Y, a su vez, todo lo anterior predeciblemente ablandará la oposición a la energía nuclear.
Éste es el escenario que Chile enfrentará. Dado que todos los proyectos de generación eléctrica alternativos presentan dificultades -los nucleares, de residuos; los hidroeléctricos, de modificación ambiental; los eólicos y solares, de uso intensivo de tierra, además de su actual costo-, la precisión en la normativa ambiental, la claridad en los impuestos a los gases y sus criterios de aplicación serán definitorios para poder sostener el crecimiento y, al mismo tiempo, cumplir las restricciones globalmente acordadas. Es muy probable que Chile deba usar intensas medidas de mitigación que capturen gases para lograr las metas que se le impongan. Todo esto constituirá parte importante de la agenda de todo gobierno futuro.