Carta – Subsidio al transporte público

(El Mercurio. 02/08/2009)

Señor Director:

En cartas recientes el arquitecto Christian de Groote ha sostenido que sería falso que los buenos sistemas de transporte público del mundo estén fuertemente subsidiados, y como ejemplo menciona a Singapur, cuyo excelente sistema no tiene subsidio alguno. Aun cuando en el pasado he compartido plenamente las opiniones del señor De Groote acerca de las políticas de construcción de autopistas urbanas, creo que en esta ocasión está equivocado. Podría fácilmente dar una larga lista de ciudades cuyo subsidio a la operación del transporte público supera el 40% y llegan hasta el 90%, pero no lo haré por razones de espacio; las referencias son fáciles de encontrar.
Ahora, respecto de Singapur, efectivamente tiene un sistema de excelencia y no tiene subsidio alguno. Sin embargo, Singapur cuenta desde 1978 con tarificación por congestión y, además, tiene un férreo control sobre el parque automotor. La teoría económica predice que de implementarse tarificación por congestión, los subsidios óptimos al transporte público decrecen importantemente. Más aún, una investigación reciente -preliminar, pero iluminante- muestra que de hecho el nuevo nivel de subsidios podría ser muy bajo, llegando a cero si las demandas por transporte son muy altas. Por lo tanto, el caso de Singapur no refuta las teorías que defendemos, sino que las reafirma.
Por último, y para ser absolutamente claro, quiero hace notar que toda esta discusión y los enormes sufrimientos de la población que usa el transporte público se podrían haber evitado si el Gobierno hubiese hecho, desde el principio, un diseño considerando los subsidios al sistema que hoy considera indispensables. De haber sido así, no parecería hoy que se echa mano de los conocimientos técnicos sólo para apagar un incendio.

LEONARDO BASSO, PHD
Universidad de Chile Departamento de Ingeniería Civil-Transporte