Chaiteninos quieren partir de cero, pero en su pueblo

600895872_zzzzz.jpg(El Mercurio, 31/01/2009)

Senador Horvath advierte del riesgo de despoblamiento en la zona. “Se necesitan más geólogos y menos urbanistas”, reclama. Por Soledad Neira

PUERTO MONTT.- “Vamos a empezar de cero, no nos sentaremos a esperar que nos hagan la ciudad de los césares”, aseguraba ayer Rita Gutiérrez, nieta de colonos de Chaitén y una de las 278 personas que hoy habitan el devastado pueblo.

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  • No tienen agua potable, luz eléctrica, ni servicio de alcantarillado. Y pese a que el Gobierno decidió no reconstruir el poblado por el permanente riesgo volcánico en la zona, a lo que se suman las precarias condiciones de higiene, aseguran que no saldrán del lugar.

    “Sabemos que tenemos que hacerlo solos (reconstruir). Estamos limpiando el cementerio, las calles. Hay mucho trabajo: acercar agua, pusimos luz en la plaza, en la costanera”, dice Bernardo Riquelme, el locutor de la radio local y actual concejal.

    Asegura que tienen recursos municipales, porque aún las personas pagan sus patentes, y están los recursos del Fondo Común Municipal. Además, deben cobrarse algunos seguros por inmuebles dañados. Y respecto de la decisión del Gobierno de comprar las tierras del poblado, saben que ello será voluntario. “El que quiere vende, y el que no quiere, no, no más”, enfatiza Riquelme.

    Rita Gutiérrez asegura que es imposible reemprender en otro lado. “Si nos sacan de aquí nos van a mandar a pedir limosna. Nosotros somos personas de trabajo, pero lo que sabemos hacer está aquí”, señala.

    En tanto, el senador de RN por Aisén, Antonio Horvath, señaló que la decisión del Gobierno respecto de Chaitén “no es la más apropiada”, ya que la indefinición respecto del futuro de la zona desincentiva el poblamiento. “Va a ser desastroso”, asegura.

    Aunque el parlamentario coincide con el Gobierno en que la permanencia de personas en el poblado es un riesgo, señala que se debiera estar trabajando en la urbanización de un sector de la localidad, entre Fandango y Santa Bárbara.

    “No pueden esperar que la erupción se apague para trabajar. Se necesitan más geólogos y menos urbanistas”, agrega Horvath, quien recomienda reforzar las localidades aledañas.

    Foto de: Claudio Frías