“Ruta del esclavo” rescata raíces afro en Arica-Parinacota

1885388772_zzz.jpg(El Mercurio, 16/11/2008)

Trayecto de 30 km entre Arica y el valle de Azapa tiene 10 hitos donde la comunidad afrodescendiente chilena muestra su cultura. En el valle de Lluta hay otros dos. Por Mauricio Silva

ARICA.- La nueva región de Arica y Parinacota intenta preservar una de sus mayores riquezas, el mosaico étnico y cultural que sella su identidad, en que las raíces negras adquieren un valioso significado histórico.

A través de dos proyectos pioneros busca rescatar la última comunidad de afrodescendientes chilenos, que hasta hace pocos años permanecía en el anonimato y que ahora quiere recuperar su protagonismo.

Son los propios líderes de esta comunidad los que están empujando al nuevo gobierno regional a asumir estas iniciativas.

Una es la “Ruta del esclavo”, la primera ruta patrimonial que el Ministerio de Bienes Nacionales declara en la región de Arica y Parinacota y que será inaugurada a fines de año. La segunda, que tendrá lugar en marzo, busca cuantificar y caracterizar socioeconómicamente a la etnia y será el primer trabajo con ese objetivo que realice el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Hace ya un lustro que grupos culturales afroariqueños están trabajando por recuperar los vestigios del último reducto negro de Chile. Desde inicios de siglo hasta entonces la tendencia había sido la contraria, pues en un intento de no ser discriminados por su piel morena se mezclaron con criollos, descendientes de europeos y de chinos.

“Y es que aunque no quiera reconocerlo, el chileno es racista”, señala Azeneth Báez Ríos, presidenta de la organización “Lumbanga”. Lumbanga es el nombre del antiguo barrio negro de Arica, en el centro de la ciudad. Hasta inicios de siglo XX, rebullía de lavanderías, billares y casas de remolienda.

De su propia infancia, a fines de los 50, Azeneth recuerda las chozas de paredes de caña enlucidas en barro, que los agricultores negros de Azapa dejaban sólo para ir a vender totora, trigo, aceitunas y pacay (vaina comestible) a la ciudad.

Recuperando vestigios

La “Ruta del esclavo” surgió hace dos años por iniciativa de las propias familias afrodescendientes que buscaron en las memorias de sus abuelos, en los trastos desechados y en los álbumes fotográficos los vestigios de una cultura que parecía morir.

Recuperaron así viejas imágenes de patriarcas y matriarcas de piel agresivamente oscura, máquinas y utensilios de la labor en la aceituna y sus viviendas típicas. Resurgieron en los recuerdos bailes grupales como el tumbe, en que hombres y mujeres se enfrentan a caderazos; el chavarí, en el que el danzarín se arroja al suelo gesticulando como los animales al son de la percusión; o duales como el tierra, versión local de la marinera y la cueca.

Hay 12 hitos o estaciones: 10 están a lo largo de 30 kilómetros entre Arica y Azapa y otras dos en el valle de Lluta, donde se busca recrear la presencia afro desde sus orígenes hasta el pasado reciente. Las ruinas de un “criadero de negros” en Lluta recuerdan la Colonia, cuando sus antepasados fueron “importados” desde El Callao o Cartagena de Indias o como artículos de lujo desde África (bozales). Hacia 1614, negros y mulatos eran el 75% de la población de Arica, pero a inicios del siglo XX emigraron en masa hacia Perú en pleno conflicto por la cuestión de Tacna y Arica.

El pasado reciente es recreado con una vivienda de quincha y piso de tierra reconstruida y en las historias llenas de picardía que narran los mayores. Con un costo de $8 millones, Bienes Nacionales aporta la señalética y una topoguía, un “turistel” versión PDF en su página web.

ORÍGENES

CONGO, Guinea y Sudáfrica son los orígenes remotos de la comunidad negra de Arica.

Foto de: Osvaldo Chacón