La nueva plaza Sotomayor

El viernes 30 de octubre, el anteproyecto presentado por el arquitecto Cristián Undurraga, se adjudicó la licitación de la  remodelación de la Plaza Sotomayor en Valparaíso. Las obras, que comenzarán en junio del 2008, serán financiadas con $2 mil millones del préstamo de Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y se espera sean terminadas en 10 meses.

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El proyecto persigue potenciar la condición turística de la Plaza Sotomayor ya que ahí confluyen numerosas visitas tanto nacionales como internacionales. Para esto, se propone eliminar la circulación vehicular, potenciando la peatonal e incentivando el comercio con terrazas. Se llevará a cabo además un paseo aledaño al ascensor el Peral que configurará un vínculo entre el plan y el cerro Concepción. Específicamente entre la plaza de la Justicia, (que queda justo atrás de la Sotomayor) y el paseo Yugoslavo.

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La iniciativa es valiosa. El proyecto es atractivo, el esfuerzo es enorme y los ejecutores talentosos. La idea de configurar un paseo que conecte plan y cerro es sumamente interesante y el resultado promete ser exitoso.

Sin embargo, esta enorme inversión  apunta a re-conquistar, en el sentido que se remoza algo ya consolidado. Sería interesante y atrevido invertir en sectores menos obvios que el ultra sabido y conocido cerro Concepción, que es actualmente, junto al Alegre, el cerro mas exhibido por la ciudad a sus visitantes. Sería sugerente invertir esfuerzos en integrar otros  cerros igualmente valiosos pero más estigmatizados y menos concurridos, como el vecino cerro Cordillera. Podría aplicarse a ese caso el proyecto del paseo peatonal, desde la plaza de la Justicia hacia el Museo del Mar, por ejemplo.

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Respecto a la erradicación  del flujo vehicular en la plaza Sotomayor, es importante considerar que la zona desde la plaza hacia la aduana (barrio puerto) es bastante insegura sobretodo en la noche, por lo que impedir el flujo de vehículos en esa dirección podría segregar y agravar esa condición.

Sería provechoso aprovechar el esfuerzo y la competencia de los profesionales involucrados en hacer de este un proyecto detonante, que genere externalidades positivas a sus alrededores, sobretodo considerando que éstos son sectores frágiles de la ciudad.

Por otro lado, el proyecto fue una de las tantas decisiones en Valparaíso respecto a importantes modificaciones urbanas de la cual los ciudadanos no fueron partícipes.

La participación ciudadana es dificultosa y complica las tomas de decisiones, muchas veces por años. Pero al superarse esa lenta etapa, los proyectos pasan a ser respuestas, soluciones y mejoras integradas con la ciudadanía.