Ventanas: ¿Reserva Ecológica o Industrial?

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Por José Pedro Vicente

Una Reserva Ecológica o Reserva Natural, es una porción de terreno destinada exclusivamente a la protección de una zona con interés biológico, ya sea terrestre o marítimo, o ambas. Su objetivo, por una parte recae no solo en la protección de los ecosistemas naturales, si no también, en la protección de la biodiversidad -término por el que se hace referencia a la amplia variedad de seres vivos sobre la Tierra-.

Por otra parte su defensa recae igualmente en su aislamiento y resguardo legal para evitar actividades humanas que la degraden. Así lo define la gran mayoría de las enciclopedias y bajo la cual deberían responder las industrias ubicadas en el sector de Ventanas, instaladas a metros de una Reserva Ecológica, cumpliendo con toda norma sujeta a sus respectivos estudios ambientales.

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“Si bien la función primordial de una Reserva Ecológica es la protección de un ecosistema natural libre de perturbaciones, modernamente ha surgido también el concepto de Reservas Ecológicas para la Restauración, que son zonas con un alto índice de perturbación que se protegen y se aíslan para instaurar programas de Restauración Ecológica con la finalidad de restaurar el ecosistema original”.

Aún cuando el área en cuestión, funciona y opera al pie de la letra, presentando una clara demarcación entre la zona que le corresponde al crecimiento industrial y la zona libre de intervenciones y perturbaciones, la ironía se hace evidente al dejar caer esta responsabilidad en una simple reja de alambre que intenta hacerse cargo de algo que no le corresponde. Quizás pretende expresar “hasta aquí no mas se puede invadir sin piedad”, como si el daño se asociara únicamente a la ocupación del metro cuadrado, y no, al ambiente y entorno conformado por la suma de todos sus componentes.

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Independiente del escenario que ofrece este asentamiento industrial, con sus instalaciones necesarias para una correcta y eficiente producción, llama la atención una notoria e indiscutible preocupación, por lo menos, en manifestarse a favor del cuidado de dicha área, señalándola reiteradamente como una Reserva Ecológica. A esto se le suma una insinuante señalética de fondo naranjo que nos anuncia “Precaución Construcción Paisajismo”, y finalmente el descaro máximo que se baraja entre la sátira y lo absurdo: un cartel tipo gigantografía, que no pretende pasar desapercibido, declarándose como “Un buen vecino”.

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No olvidemos que gran parte de la expansión urbana se orienta hacia el norte de Viña, es decir, estamos avanzando como ciudad, en dirección a este ambiente que inicialmente se emplazó con cierto retiro. Curiosa e insólitamente vamos en su búsqueda, lo mas probable, es que al corto plazo le pidamos su abandono de la misma en que la fuerza de la realidad lo hizo con las petroleras en la recta de las Salinas.

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“La UNESCO reconoce algunas reservas ecológicas como Patrimonio de la Humanidad, bajo el nombre especial de Reserva de la biosfera. En algunos países, las reservas ecológicas llevan el nombre de Parque Nacional y ahí los planes de manejo pueden llegar a ser más flexibles permitiendo una diversidad de actividades humanas que pueden incluir el excursionismo, la caza y la pesca” . En este caso, el especial cuidado paradójicamente no permite tal flexibilidad, es decir, nuestro parque extrema su cuidado prohibiendo incluso la cacería. Cabe preguntarse si es que realmente queda algún animal en ese lugar y no han arrancado en busca de un verdadero entorno ecológico.

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Independiente de todas las medidas tomadas en el cuidado y saneamiento del lugar, técnicas de purificamiento y preservación del medio ambiente, o bien, los trabajos que intentan evitar el pudrimiento y descomposición del entorno, tenemos un escenario que habla por si solo. Los resultados versus las señaléticas que invaden el lugar, van más allá de la burla urbana.

José Pedro Vicente
Arquitecto UVM
Magíster en Arquitectura Pontificia UC