Patrimonio down / Adios al Café Riquet

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Un clásico porteño cerró sus puertas el día de ayer, el famoso Café Riquet. Este antiguo café de Valparaiso, famoso por su pastelería y estilo clásico, vio pasar por su barra las más diversas figuras como Lukas, Neruda, Allende, Pinochet por solo nombrar algunas. Después de 76 años los cafés y dulces con historia no bastaron para superara los problemas económicos que lo aquejaban, llevándolo a su fin con mas pena que gloria.

Conocido como uno de los imperdibles del puerto, tanto como el Cerro Concepción, el Cerro Alegre, el Paseo Atkinson, la Iglesia de la Matriz, o el clásico J.Cruz, el Café Riquet y su edificio fueron vendidos en $750 millones, dando paso a la construcción de un proyecto de Hotelería que se instalará en el antiguo edificio frente a la plaza Anibal Pinto donde se ubicaba el inmueble.

Diversos son los factores que llevaron al cierre del Café, pero prima la difícil situación financiera por la que atravesaba la administración del local. Claramente no era lo mismo que antes. Del pasado lujoso y chic de los años de apogeo del café quedan más fotos y recuerdos, además de los mismos camareros que atendieron hasta el último día de funcionamiento con mas de 70 meses de imposiciones impagas.

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Algunos vecinos asiduos clientes del Riquet comentaban que es típico de Chile llorar sobre la leche derramada, que nadie hizo nada para evitar la debacle, el cierre, y ahora que el café ya no va más la gente piensa con nostalgia el por qué desaparece el patrimonio.

Un tema nada de menor si consideramos que Valparaiso fue declarada como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, es lógico pensar que la dirección de patrimonio debería velar por la conservación de aquellos inmuebles con un valor urbano y cultural. Con esto no solo digo conservar un inmueble físicamente, sino que apremia la implementación de políticas públicas que otorguen herramientas de gestión para ayudar a levantar estos edificios.

Una experiencia del tipo ocurre en Chiloé con la conservación de la Iglesias hechas en madera. La Fundación Amigos de las Iglesias de Chiloé también lidera una noble tarea cual es la conservación de las Iglesias, pero no solo enfoca la restauración de fachadas, ábsides y torres, sino que la política pone el énfasis en el intangible que dio vida a las iglesias, la comunidad chilota con sus costumbres como la Minga, se incentiva fortalecer las relaciones sociales, culturales y todo aquello que asegure por lo menos una conservación de la tradiciones.

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En ese mismo espíritu no solo basta con recuperar el tangilble del puerto, calles, ascensores, museos, sino que la tradición también. Esta presenta desafíos mucho más allá de lo conocido, pues implica reconocer aquellos valores del puerto, potenciarlos, activarlos y fomentarlo, ya que claramente no será lo mismo ir al “Starbucks” de Valparaiso en vez del “Riquet”.