Vivir en el Centro

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Vivirías en el centro de la ciudad ? Una pregunta que para muchas personas suena como un sueño y para otros un chiste. Somos los chilenos ciudadanos urbanos o realmente preferimos vivir en una casa alejada de la ciudad ? Hasta qué punto se podría decir que vivir en los barrios centrales es cuestión de opción o moda, o por otro lado es reflejo del modo de vida de los chilenos del siglo XXI.

Para responder estas preguntas es bueno aclarar ciertos aspectos que definen la manera en que estamos construyendo la ciudad, y luego compararlos con datos que definen nuestros rasgos sociales y modos de vida. Aquí, un pequeño ejercicio que puede servir para entender cómo crece y cómo se habita efectivamente nuestra ciudad.

Cuántas personas efectivamente tienen el sueño de la casa propia con jardín? Esa idea de vivir alejado del ruido y la contaminación, instalado comodamente en una vivienda conectada a una red de autopista que lo lleve directamente de la casa al trabajo? Puede que ese modelo calce perfectamente con el de un grupo familiar convencional conformado por padre, madre e hijos. Sin duda muchas personas deben compartir esa idea, o por lo menos es valido pensarlo ya que es un concepto recurrente en el imaginario criollo de la casa familiar.

Este tipo de vida se ve reflejado en la manera con que se construye la ciudad hoy en día, con cientos de miles de casas y urbanizaciones. De igual manera es posible constatar diferencias en cómo se construye esa periferia; Si vemos una urbanización en el sector oriente comparado con una de la zona sur, -tomando como caso de comparación la ciudad de Santiago- en ambos casos tenemos un modelo que repite la misma formula de vida anterior, la de un loteo de mejor o peor calidad donde se localizan estas casitas.1

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Por otro lado, el Chile del último Censo de 2002 refleja una realidad que nos permite armar un cuadro paralelo sobre el modelo de familia convencional. En el plano social los cambios intercensales son categóricos. En el Chile del 2002 la familia ha perdido su rol como lugar central de la sociedad. O, al menos, las familias ya no se parecen a las de antes. La tasa de crecimiento intercensal de la población (13,2%) se ve ampliamente superada por el del número de hogares (28,2%), lo que se explica de una sola manera: nuestras familias son cada vez más pequeñas. El número de personas por vivienda, que en el 92 era de 4,3, hoy alcanza sólo a 3,8, y sigue bajando.

 

“… a partir de las cifras anteriores, cada vez hay menos matrimonios: (61.600 en el 2002 contra 91.000 en 1994). De hecho, en nuestro país hay hoy 4,1 matrimonios por cada mil habitantes, menos que España (5,3), Francia (5,2), Alemania (5,1) e incluso que Italia (4,9). Por lo mismo, de esos pocos niños que nacen, cada vez menos lo hace dentro de un matrimonio: (50,5% en el 2002 contra 36% en 1990)...”2

Con una muestra acotada pero representativa de datos censales es posible generar una idea sobre la conformación de los grupos familiares en la sociedad chilena. Éstos, tarde o temprano van de definir la manera en que vivimos la ciudad, siendo el núcleo familiar convencional un protoptipo que se ha ido alejando cada vez más del modelo formal de vivienda que se construye hoy en día.

Sin duda el grupo familiar tiende más a un número reducido, en su mayoría activo laboralmente. A esto debemos sumar que los grupos sociales en Chile están accediendo cada vez a un mayor poder adquisitivo ( En total, el PIB en 2006 llegó a US$115.300 millones, con un ingreso per cápita de US$7.146 que consolida a Chile como líder en la región )3

Vivimos en una sociedad caracterizada por grupos más individualizados profesionales que al modelo familiar clásico. Si tuvieramos que hacer una comparación entre la ideosincracia que se ve día a día en los programas de televisión americana, y que nos llega envasada en series de culto, nos alejamos cada vez más del modelo de Los Simpsons para acercanos más al del Sex and the City o Friends. Grupos de amigos o solteros que optan por vivir en áreas centrales, completamente distintos al modelo de familia en el clásico suburbio que tanto se ha repetido en nuestras periferias.

En ese mismo sentido, es posible pensar que rol comienza a jugar el centro de la ciudad, como receptor de una forma de vida nueva. Siendo que la sociedad cambia y los grupos familiares son cada vez más reducidos, estás áreas se perfilan como lugares adecuados por su alta concentración de equipamientos, áreas verdes, comercios y servicios.

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Frente a esta realidad social, es importante revalorizar aquellas áreas centrales donde esta sociedad contemporanea se vendría a localizar. Para esto urge pensar la manera con que estamos re construyendo esta trama urbana con un pasado marcado por el deterioro y el abadono, y que ahora vuelve a ser parte del modo de vida urbano.

Adaptación para Plataforma Urbana de artículo original “El nuevo Chile y los Arquitectos sin imágenes”. Ricardo Abuauad. Revista 180 Ediciones UDP.

Más información e imágenes en:

http://www.plataformaurbana.cl/archive/2007/06/18/santiago-sin-smog/#more-913

http://www.plataformaurbana.cl/archive/2006/10/14/vamos-de-shopping-al-lastarria/


  1. ver Artículo anterior en Plataforma Urbana de Gabi Villalba []
  2. Extracto del artículo “El nuevo Chile y los Arquitectos sin imágenes”. Ricardo Abuauad. Revista 180 Ediciones UDP []
  3. Informe del Banco Central Marzo 2006 []