Calidad, pobreza y segregación.

A continuación les presentamos otro de los temas de discusión en la sección de foros de la XV Bienal de Arquitectura de Chile. www.bienaldearquitectura.cl

Por Josse van der Rest, s.j*

Las políticas de vivienda con frecuencia insisten en mirar el problema habitacional desde la perspectiva de las casas y de los que las construyen, en vez de ponerse en los zapatos de los que sufren la falta de un techo. También los arquitectos piensan más en las casas que en los pobres que deben usarlas; lo que más les importa es que las casas se vean bien, no tanto que solucionen el problema urgente de techo de los más pobres. Por eso, consideran una mala solución la mediagua que hace la Fundación de Viviendas Hogar de Cristo. La encuentran poco digna, precaria, fea. Quizás tengan razón que sea una casa muy “rasca”, pero nosotros estamos orgullosos que ha sido un salvavidas para cientos de miles de familias. (406.000 mediaguas desde 1958)

Los pobres son realistas, construyen lo que pueden. Su objetivo es tener un techo ahora, no hacer una casa que se vea bonita. Primero habitan, luego con el tiempo van construyendo y arreglando su casa. Si bien los burócratas y empresarios parecen pensar en sus alfombradas oficinas y casas de barrios acomodados, que los pobres recién aparecen en la ciudad cuando se les entrega una casa, esos pobres sin casa están viviendo en alguna parte, aunque sea de allegados o en una choza insalubre.

Las familias pobres tienen que arreglárselas para habitar como sea, y luego ver cómo ir mejorando su casa. Por eso, para ellos lo primero es conseguir suelo, ocupar un terreno. Pero los precios del suelo son un escándalo porque hay grupos que se hacen ricos con las inversiones que realiza el Estado con los impuestos de todos, incluso de los propios pobres. En muchos países es más difícil para un pobre conseguir un terreno que una casa. Los dueños de la tierra, públicos y privados, prefieren guardar sus hectáreas para hacer casas para los ricos, o al menos construir viviendas sociales o ganando la plusvalía que se genera con inversiones que pagan los propios pobres. Después se dice que los pobres “se merecen una vivienda digna”. Acaso los pobres que están ahora esperando por años que les llegue una casa viven de forma digna? en un cuadro de extrema emergencia social, ellos están en su derecho cuando invaden un terreno, si no se les ofrecen otras alternativas para habitar en la ciudad de manera tranquila e integrada.

La calidad de vivienda no solo tiene que ver con el diseño y la construcción. Tiene que ver con capacidad para solucionar de manera concreta y oportuna el problema de techo de familias pobres. Una política no entrega calidad solo con casas mejor construidas a unas familias pobres si con el mayor costo dejan a otras esperando en chozas insalubres o de allegados hasta que les toque. El tiempo importa: vivir de allegado dos o tres años más puede significar que la familia se disuelve; para un joven o un niño, vivir en un campamento por muchos años puede condenarlo a permanecer en la pobreza.

Desgraciadamente, no siempre se les pregunta a los pobres su opinión sobre estos asuntos. Los 400.000 hogares pobres que han solucionado – al menos por mientras- su problema habitacional con mediaguas del Hogar de Cristo, parecen opinar que es preferible contar con cuatro tablas ahora que esperar por años que llegue una casa sólida. Estos pobres nos han enseñado que las mediaguas no son el problema, sino la solución que ellos encuentran para vivir en una sociedad injusta que no les da otra alternativa.

Cual es el principal desafío para una política de vivienda que considere efectivamente a los pobres urbanos ? Probablemente, revisar y controlar los intereses creados, tanto políticos como económicos e institucionales. A los políticos les encanta entregar casitas bonitas; para los bancos, mientras más plata pueden prestar, mejor. Y muchos arquitectos prefieren construir menos casas, pero más completas, que atender con mayor urgencia las necesidades acumuladas de los que aún viven de allegados o en campamentos.

Toda mi vida es una lucha contra la especulación sobre los terrenos urbanos, tener un pedazo de tierra urbana no es un negocio, es un derecho especialmente de los más pobres de los pobres.

*Director de SELAVIP
P. Josse van der Rest, Padre jesuita nacido en Bélgica hace 82 años, ha sido por casi 5 décadas Capellán del Hogar de Cristo. Participó en la creación de la Fundación de Viviendas Hogar de Cristo, desde donde ha acompañado a casi medio millón de familias pobres en su lucha por un sitio y un techo propio. Participó en los tres grandes Foros mundiales sobre vivienda y desarrollo urbano organizados por Naciones Unidas: Hábitat (Vancouver 1978); Hábitat II (Estambul, 1996) y Foro Urbano Mundial (Vancouver, 2006), representando a las familias pobres y sin techo. Es creador y actual director del Servicio Latinoamericano, Africano y Asiático de Vivienda Popular SELAVIP, actualmente presidida por la arquitecta Joan Mac Donald, que ha apoyado unos 250 proyectos de vivienda para hogares pobres del mundo en desarrollo.
Hace más de 30 años que dicta seminarios en diversas universidades europeas para alumnos de post grado de Arquitectura y Urbanismo de los países del Tercer Mundo.

Fotografía propiedad de PlataformaUrbana.

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