Opinión: La Burbuja Inmobiliaria que está por estallar en Estación Central

La semana pasada, gracias a una fotografía publicada en la cuenta de twitter del Intendente de Santiago, Claudio Orrego, estalló en redes sociales y en los medios la discusión en torno a la construcción de mega-edificios que se está llevando a cabo en la comuna de Estación Central. La falta de un Plan Regulador en la comuna habría permitido la construcción de estos “guettos verticales”, edificios con más de 3 mil departamentos que no superan los 30 mts2.    

 

El académico del Departamento de Urbanismo de la Universidad de Chile, Ernesto López, escribió una carta al Director del Diario La Tercera, que publicamos a continuación de manera íntegra:  

 

Tienen razón el Intendente Orrego y gran parte del país en sorprenderse con las inmensas y hacinadas torres de departamentos que se han construido en los últimos cuatro años en la comuna de Estación Central. Doblemente sorprendentes son los precios de venta a los que llegan esas viviendas, cercanos a las 2.000 UF, con arriendos que no bajan de los $250.000 pesos. A pocas cuadras de éstos, se venden departamentos un poco menos hacinados a 3.500 UF. Este hacinamiento e inflación de precios se deben no sólo a la inexistencia de un plan regulador comunal actualizado en la zona, sino que también a una oferta sin precedentes de departamentos para inversión y arriendo.     En Chile históricamente nunca se había producido tantos departamentos como en los últimos años enSantiago. En las últimas dos décadas o más, las inmobiliarias privadas han estado “saltando” de una comuna a la otra de acuerdo a cuán desarrollista sea el alcalde de turno. Ahora le tocó el turno a Estación Central. Si bien la localización de estos edificios en el Gran Santiago se aprovecha de las externalidades positivas del Metro, curiosamente, esta ola de acentuado rentismo especulador de la vivienda nos está haciendo retroceder a una situación de hace 100 años atrás. Además, estos nuevos edificios devalúan sus entornos con conos de sombra y saturación de calles. El derecho de los propietarios vecinos está siendo vulnerado.

Se trata de un negocio que a todas luces necesita más que simples “regulaciones”, medidas que apenas atenúan su imperfecto funcionamiento. Primero, la fijación de los índices de constructibilidad máximos debe ser materia de gobierno metropolitano y no comunal. Es impresentable que un municipio autónomamente le ceda de esta forma un pedazo considerable de territorio urbano a las inmobiliarias, porque genera impactos en toda la ciudad. Segundo, ¿será tiempo ya de recobrar una excelente gestión inmobiliaria pública, consciente y no especulativa, como la que tuvimos en el pasado? Ejemplos de buena construcción y buena arquitectura de vivienda, en su momento a precios de compra o arriendo muy asequibles, también se encuentran en nuestras ciudades. Ambas serían buenas medidas para contrarrestar la burbuja de precios actual, y mejorar la calidad de vivienda ofrecida. La completa privatización de la vivienda y el Estado subsidiario han fallado estrepitosamente en este tema. Es fundamental que el Ministerio de Vivienda se pronuncie a este respecto.