En busca de una nueva definición de Espacio Público

Durante este año hemos evidenciado una serie de prácticas ciudadanas en el espacio público,  “Hecho en Casa” y “Ciudad Emergente” y “De Picnic” son sólo algunas de de ellas. Acciones que surgen desde sus mismos usuarios, con propuestas novedosas, innovadoras y de amplia convocatoria.

“Ciudad Emergente” se plantea como un laboratorio de tácticas y herramientas para el urbanismo ciudadano, en donde se busca mejorar la calidad de vida en las ciudades con procesos de innovación social de alto impacto. Tras el marco de la XVIII Bienal de Arquitectura : Ciudades para Ciudadanos, Ciudad Emergente presentó el primer salón de “Urbanismo Táctico”, que consiste en acciones que se pueden realiza en el corto plazo y que mejoran la calidad de vida de las ciudades en el largo plazo.

Por otro lado,”Hecho en Casa” se destacó por la realización de intervenciones urbanas, en donde, su objetivo principal era comprender el entorno de la ciudad como un espacio comunicativo, en que el arte y la intervención participan de forma activa en el discurso púbico y el ámbito urbano. “De Picnic” incentiva el uso de áreas verdes y parques, a través de actividades como el intercambio de libros, cicletadas, entre otros.

El objetivo principal de estas instancias es que los ciudadanos sean parte de la construcción y gestión de la ciudad, revalorizando el espacio público a través de la participación, trayendo a la discusión pública temas claves para la ciudad y sus habitantes: patrimonio; sustentabilidad ambiental; movilidad y tantos otros que nos hablan de la necesidad de un urbanismo más inclusivo.

Este tipo de prácticas ciudadanas cobra mayor sentido en un escenario de ciudad donde el espacio público esta cada vez más limitado, donde no es fácil decidir los territorios cotidianos, el esquema de barrio, la identificación con el espacio residencial, esto, producto de una forma de hacer ciudad donde lo privado predomina sobre lo público; y  en el contexto de un país, donde el espacio público pareciera no estar formalmente definido y claro. Nuestra principal herramienta de legislación urbana, evidencia el sentido limitado que se le entrega al espacio público. La Ley General de Urbanismo y Construcciones define al espacio público como Bien Nacional de Uso Público, destinado a la circulación y esparcimiento entre otros”, dejando fuera su dimensión socio-cultural y funcionalidad. Este último punto, deja en evidencia la importancia de su lugar de relación, contacto entre las personas, identificación y de expresión.

Las ordenanzas municipales de áreas verdes, en su mayoría, no cuentan con un listado que las identifique. Dichas ordenanzas tienden a señalar lo que se puede o no hacer en las áreas verdes, sin regular sus accesos o definir sus funciones y sus vinculaciones con el resto de la trama urbana. Estas tienden a tratar a las áreas verdes como “jardín ornamental decimonónico” más que como un elemento esencial en la estructuración de barrios y la ciudad en general, llegando a establecerse en varias de ellas, que las plazas son espacios de circulación, donde la ciudadanía no debe detenerse, concepto que resulta francamente restrictivo ante las diversas demandas recreativas y deportivas de los habitantes urbanos.

Por eso, nuestro desafío sería que a través de este tipo de intervenciones podamos ampliar la definición de espacio público, en donde se reconozca la gran variedad de funciones que éste aporta a la ciudad y a la personas, y que nos lleve a identificar su valor en la recreación, en lo social, cultural y ambiental. Elke Schlack afirma que “una vez que se hayan estudiado las formas de caracterizar los espacios de uso público y todas sus transiciones, será necesario integrar los conceptos a la Ordenanza; y el desafío será crear directrices precisas para la construcción de secuencias urbanas en lo público Sólo así podremos contar con normas que velen por el carácter público y por la continuidad de lo público en los espacios de la ciudad”.

Reconocer el espacio público como un escenario natural para la participación, en donde no tan solo nos hace cuestionarnos nuestro rol de ciudadanos, sino también cómo deben ser los escenarios públicos que van narrando nuestra historia y conforman a nuestra sociedad.