De sonidos, vibraciones y gran tamaño: La nueva obra de Benjamín Ossa
Está en el paso bajo nivel del puente Gran Envergadura, en Renca. Mide 289 m {+2} y el artista la construyó con más de 9.000 tubos de acero y discos de acrílico, que chocan y suenan.
Sintió la vibración sutil del concreto; también el abrumante ruido de los autos y camiones que pasaban por ahí a toda velocidad. Y en ese mismo momento, estando de pie debajo del puente Gran Envergadura, el artista chileno Benjamín Ossa (1984) supo que ese paso bajo nivel no era el mejor sitio para instalar una obra mural, aunque esa era la propuesta que les habían hecho a él, y a otros cuatro artistas, CorpArtes y la Autopista Central, en alianza con la Municipalidad de Renca, el Ministerio de Obras Públicas y la U. del Desarrollo.
Entonces él, como un artista que trabaja con la luz, la percepción, el espacio y la energía, pensó bajo otra lógica y propuso construir ahí una monumental instalación sonora. Y no en el muro, sino que debajo del puente. Así ganó la convocatoria.
Tras un año de trabajo, su obra -que tuvo un costo de $127 millones- ya está lista. “Es una pieza viva, porque funciona con la dinámica y la energía del lugar. Los domingos es más silente; los días de mayor congestión, todo lo contrario, mientras que siempre que haya viento tendrá mucho movimiento”, dice el autor. Esta es su primera obra para el espacio público -espera pronto crear otra-, y requirió de bastante trabajo en equipo. Tanto por sus dimensiones -289 m {+2} – como por su mecánica de funcionamiento.
“No es que este sea un gran y sofisticado trabajo de ingeniería -apunta Ossa-, pero sí tiene mucho cálculo y matemática. Trabajamos en equipo, junto con el arquitecto Agustín Infante y con el ingeniero Daniel Quevedo, como ITO de la obra, y con Pablo López, de la UDD. Hubiese sido muy complejo llevar este proyecto de manera solitaria”.
El nuevo murmullo
La instalación está compuesta por más de 9.000 tubos de acero de distintos largos, que van suspendidos en el aire -colgando desde la loza del puente-, y por una serie de discos de acrílico rojo. Cuando ambas piezas chocan, debido al viento o a la vibración del concreto, emiten dos sonidos: un La en 440 Hertz y un Re en 148 Hertz. “Respetamos los parámetros de las campanas de viento, pero el sonido de estos tubos se parece más a un murmullo. También, como suenan más cuando hay mayor movimiento, al final el ruido ambiente y el sonido de la obra se tornan homogéneos”, explica el autor, quien entregó su trabajo hace una semana -el público ya lo puede ver-, aunque la inauguración se fijó para el 22 de marzo.
Esa ceremonia iniciará un año intenso. “Estoy súper contento, tengo varios proyectos bonitos en camino”, dice Ossa. Una de las primeras cosas será presentar, en Galería Artespacio, “Libro primero” (2016, Daga Ediciones), la segunda publicación en que reúne textos sobre su trabajo -escritos por Pedro Donoso y Maya Errázuriz, entre otros- junto con documentación de sus proyectos ejecutados. Y ya está pensando en su próximo libro: “Es que son un método súper efectivo para hacer circular la obra; te permite articular discursos y mostrar investigaciones que no necesariamente terminan en objetos o imágenes de exposición”.
También en marzo, Ossa presentará dibujos suyos en una muestra colectiva curada por Rodrigo Alonso, en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Macba). Después, en mayo, exhibirá en la Galería Sobering de París, junto con el artista Javier Toro Blum; viajará a la feria ArteBA y más adelante a Londres, para presentar su nueva publicación. Además, planea comenzar un nuevo proyecto de investigación, pero con más calma y siempre en línea con sus máximas preocupaciones. “Mis ideas de trabajo tienen que ver no solo con la experiencia, también con la geometría… Para mí, la investigación se mezcla con mi vida cotidiana. No hay nada más honesto que las reflexiones que se producen, por ejemplo, durante experiencias con la naturaleza, en las mismas cosas que me interesaban cuando niño. Al final, me importa que mis trabajos tengan la capacidad de hacer que, cuando se enfrenten a ellos, las personas piensen y se hagan preguntas”, cierra Ossa.