Plan de reconstrucción en tres regiones afectadas incluirá obras de protección contra futuros siniestros

Incendio Chaimavida en ConcepcionPor Manuel Valencia.

Catastro registra hasta el momento 1.412 viviendas destruidas:

Estrategia propiciará proyectos con contratistas locales, mediante el subsidio de clase media. Se levantarán pequeños conjuntos habitacionales en Pumanque y Marchigüe.

Aunque los devastadores incendios de la zona centro-sur del país siguen su curso, el plan de reconstrucción comienza a tomar forma en los sectores donde el fuego ha logrado ser controlado y apagado. El catastro del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) totalizaba, hasta anoche, 1.412 viviendas siniestradas. De ellas, 512 en el sector rural y 900 en zonas urbanas.

En la Región de O’Higgins, donde el fuego ha sido controlado, se destruyeron 77 casas. La ministra Paulina Saball explica que están dispersas en extensas superficies.

En esa región, se optará por trabajar con contratistas y redes locales, principalmente a través de instrumentos como el subsidio de clase media (DS1).

“Hay un conjunto de casas, más de la mitad, que pueden iniciar su trabajo inmediatamente porque las familias son propietarias del terreno. Lo más complejo lo tenemos en terrenos donde hay trámites por terminar, con posiciones efectivas no hechas. Ahí trabajamos con el Registro Civil para apurar ese trámite”, señala Saball.

Entre las obras, se incluirán pequeños condominios en Pumanque y Marchigüe para familias que vivían en las zonas rurales, pero no eran propietarias de los terrenos y quieren permanecer en las zonas más urbanas.

La ministra añade que se ampliará el programa de banco de materiales (entrega de dinero para comprar en ferreterías) con el propósito de que las familias repongan cercos o sistemas de agua, como mangueras o motores de estanques.

En el Maule, donde aún hay incendios activos, los primeros catastros han detectado muchas familias con segundas o terceras viviendas, que viven en la ciudad y tienen otra casa para faenas productivas o turísticas. También hay más casas para reparar que en O’Higgins.

En el Biobío, el daño se ha constatado en zonas rurales cercanas a sectores urbanos.

En cuanto a las soluciones de transición, el Gobierno entregará un subsidio de arriendo a los damnificados que busquen alquilar o un bono para quienes opten por vivir con familiares o amigos.

Planes reguladores

La ministra explica que en el proceso de reconstrucción podrán participar empresas privadas, que busquen financiar obras, en el marco del programa diseñado por el Estado.

También se trabajará en el ámbito normativo: se incluirá el riesgo para prevenir que futuros incendios generen la misma magnitud de daños en zonas habitadas. “Tenemos que trabajar en perfeccionar las normas que regulan las actividades en interfase de los sectores rurales y forestal. En comunas como Constitución está en desarrollo un nuevo plan regulador, que incluye a localidades vecinas. Ahí vamos a incluir el riesgo”.

El decano de la Facultad de Arquitectura de la U. del Desarrollo y ex coordinador del plan de reconstrucción urbana del 27-F, Pablo Allard, propone la generación de zonas de exclusión que separen a los poblados de los bosques, como equipamientos deportivos y áreas verdes.

La especialista en planificación urbana y riesgo de la U. del Desarrollo, Constanza González, dice que la inclusión de los incendios y desastres “en general, es deficiente en los instrumentos de planificación”.

Para remediarlo, propone trabajar en medidas que reduzcan la vulnerabilidad y mejoren la respuesta. Entre ellas, dice que se debe manejar la densidad de los edificios para evitar el traspaso del fuego de un inmueble a otro, además de proteger infraestructura crítica como hospitales y un mejor diseño vial para el acceso de servicios de emergencia, entre otras acciones.

60
son las viviendas rurales que destruyó el fuego en la Región de O’Higgins.

Siete
años demora en promedio el cambio de un plan regulador. Expertos piden agilizar el proceso.