Casa de Ignacio Domeyko en Barrio Yungay es declarada Monumento Nacional

© Santiago Capital

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Ignacio Domeyko (1802-1889) es uno de los principales nombres tras el desarrollo de la minería chilena durante el siglo XIX.

En la década del 40, este destacado geólogo y científico de origen polaco, nacionalizado chileno por gracia, hizo viajes al norte del país para investigar sobre los minerales y evaluar nuevas técnicas de extracción.

Luego trabajó como profesor de química y mineralogía en el Instituto Nacional y participó en la fundación de la Universidad de Chile. Incluso, en 1867 fue elegido rector de esta misma casa de estudios.

En Santiago, gran parte de su vida transcurrió en el Barrio Yungay, específicamente en calle Cueto 572, en donde vivió por más de 50 años. Esta construcción de adobe y que tiene un patio interior que fue diseñado por el propio Domeyko, desde este miércoles 12 de octubre es oficialmente Monumento Nacional, en la categoría de Monumento Histórico, según el decreto publicado en el Diario Oficial.

La solicitud de declaración patrimonial fue presentada por primera vez en 1998, aprobada finalmente en 2015 y publicada esta semana. ¿Por qué tuvieron que pasar 18 años?

Resulta que en ese entonces, el rector de la Universidad de Chile, Jaime Lavados; el senador Sergio Romero, y el ministro de Relaciones Exteriores, José Miguel Insulza, presentaron una solicitud al Consejo de Monumentos Nacionales que quedó en pausa hasta que se pudieran reunir más antecedentes sobre la vivienda y la opinión de los actuales propietarios: León, Fernando, Pablo y Jorge Domeyko Pérez.

Sin embargo, no fue hasta en una sesión de la Comisión de Patrimonio Histórico del Consejo realizada el 9 de septiembre de 2015, en que se presentaron más características de la casona y los Domeyko Pérez estuvieron de acuerdo con la protección patrimonial. Fue así como obtuvo la declaración de Monumento Nacional.

En esa reunión se destacó que la vivienda haya pertenecido a Domeyko, considerado uno de los principales intelectuales de nuestro país que contribuyó en distintas áreas. También que su propiedad se mantenga entre los familiares como una manera de conservar su memoria y una construcción que es considerada como emblemática entre los vecinos.

En términos arquitectónicos, la vivienda se caracteriza por estar bien conservada y mantener sus características originales como, por ejemplo, una planta con forma de “L” y dos pasillos cubiertos que rodean el jardín interior.

Hoy en día, la vivienda cuenta con una placa en la que se indica que perteneció al destacado intelectual. A futuro, podría estar abierta al público como una casa-museo, según contaron los dueños en la sesión del Consejo.

Referencias: Diario Oficial, Consejo de Monumentos Nacionales, Memoria Chilena y Universidad de Chile.
Fotografía: Santiago Capital.