Gratitud Nacional no tenía resguardo policial cuando encapuchados volvieron a atacarla

ataques patrimonio marchaPor P. Gutiérrez, L. Adriasola y C. Yob.

Lanzaron entre 12 y 15 bombas molotov a una de las puertas recientemente blindadas:

El director del Salesianos Alameda afirmó que Carabineros llegó 20 minutos después del atentado. “Es un despropósito que las marchas terminen aquí”, advirtió.

En la esquina de Cumming con Alameda, en el centro de Santiago, la actividad comenzó temprano. En el Templo de la Gratitud Nacional hay tres misas matutinas, la última a las 09:00 horas. Al lado, en el colegio Salesianos Alameda, las clases comenzaron a las 7:45, y entre los alumnos estaba Marcelo Correa, coordinador de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones), que poco después debía ir a la marcha convocada para la 11:00.

A eso de las 9:35, Áxel Menares, dependiente de un local de abarrotes ubicado frente al colegio, atendía a una clienta cuando un estruendo proveniente de la puerta norte del templo, vecina al establecimiento educacional, lo asustó. “Sonó una explosión que hizo retumbar los vidrios. Salí a ver y había entre cinco y diez jóvenes que habían tirado una bomba que alcanzó a topar la puerta”, recuerda.

Tras la explosión, el sacristán y el portero del colegio sofocaron el fuego con extintores. “Bernardo, el portero, tiene un extintor, porque es una cuestión que se ha hecho habitual”, comenta el director de la comunidad religiosa Salesianos Alameda, padre Galvarino Jofré, quien estaba dentro del colegio.

Un día antes, el religioso había expresado su preocupación a “El Mercurio” por la nueva marcha estudiantil que, otra vez, terminaría en Cumming con Alameda. Pese a ello, a la hora del ataque no había resguardo de Carabineros. “La policía llegó 20 minutos después”, lamentó Jofré.

Resignados ante los reiterados ataques y profanaciones, hace pocos días los salesianos habían optado por blindar las puertas de la Gratitud Nacional con láminas de acero.

“Afortunadamente, la iglesia cambió su estructura con puertas blindadas, por lo tanto, no sufrió daños”, comentó el jefe de la Prefectura Metropolitana Centro Norte de Carabineros, coronel René Martínez.

Según el fiscal Marcelo Cabrera, de la Fiscalía Centro Norte, los encapuchados “arrojaron aproximadamente entre 12 y 15 molotov al frontis”.

Los escolares no sintieron la explosión. Tanto así, que Correa solo se enteró por un tuit de una amiga. El resto de la jornada escolar continuó sin alteraciones, porque la estructura del establecimiento inhibe el efecto de las bombas lacrimógenas.

Tras el ataque, alrededor de 30 carabineros fueron desplegados para proteger la esquina de Cumming con Alameda y evitar una profanación, como la ocurrida el 9 de junio, cuando encapuchados robaron donaciones y rompieron una imagen de Cristo. Desde el quinto piso, el padre Jofré observó que Carabineros impedía el paso de transeúntes por esa esquina.

“Es un despropósito que todas las marchas terminen aquí”, comentó con desaliento.

Intendencia y Municipalidad de Santiago presentarán querellasMedia hora antes del mediodía de ayer, cuando la marcha estudiantil iniciaba por la Alameda -desde Plaza Baquedano hasta calle Echaurren-, la presidenta de la FECh, Camila Rojas, ya rechazaba el ataque incendiario contra la Gratitud Nacional.

“Si bien fueron actos previos a la marcha, sabemos que nos afectan, pero nuestro rechazo es tajante. Los intereses del movimiento estudiantil no están puestos allí, sino en la educación”, señaló Rojas, quien agregó que para esta marcha -autorizada por la Intendencia- destinaron refuerzos especiales para disuadir desórdenes.

Pese a tales esfuerzos, encapuchados lograron generar disturbios. Uno de los más graves afectó a la iglesia San Francisco, donde lanzaron pintura a la puerta de madera del siglo XIX que recientemente había sido reparada, luego que en 2015 se le lanzara una molotov.

La Intendencia Metropolitana y la Municipalidad de Santiago presentarán querellas contra quienes resulten responsables. Según Carabineros, la marcha congregó a tres mil personas -la Confech estimó 50 mil- y los incidentes dejaron 51 detenidos y siete carabineros lesionados. La alcaldesa Carolina Tohá sugirió a la Intendencia que futuras marchas sean autorizadas por la Alameda, pero solo en fines de semana, porque su carácter pasa a ser familiar y pacífico.