27/F: 42 colegios aún no han sido habilitados tras el terremoto

liceo bicentenario molina 27fPor P. Salazar y P. Riquelme, La Tercera.

De ellos, 17 ya cuentan con acta de recepción y esperan ponerse al servicio de los menores.

Eran las 03:34 horas del 27 de febrero de 2010 cuando un terremoto de 8,8 grados Richter sacudió la zona central de Chile. Una de las regiones más afectadas fue la Del Maule. A cinco años de eso, los recuerdos de uno de los sismos más grandes de la historia del país siguen replicándose en la comuna de Talca.

Así lo viven, por lo menos, los apoderados y alumnos de las escuelas municipales José Manuel Balmaceda y Carlos Salinas, donde los dos mil alumnos matriculados en ambos recintos siguen en situación de “emergencia” y haciendo clases en salas modulares, después que el terremoto dejara inhabilitada la infraestructura de sus establecimientos.

Los estudiantes de la escuela Balmaceda, que alberga a 1.100 niños, de primero a octavo básico, en 2013 fueron reubicados, finalmente, en un recinto de propiedad privada.

“El Ministerio de Educación (Mineduc) nos ayuda con el pago del arriendo”, explica el encargado de educación de la comuna, Carlos Montero. En el mismo terreno, se ubican también unos 500 estudiantes del colegio Carlos Salinas.

El otro grupo de alumnos del último establecimiento, por una cuestión de espacio, se encuentra al otro lado de la ciudad, en un terreno donde la municipalidad instaló nueve salas modulares para niños de segundo a cuarto básico.

Montero explica que esta solución se suponía que iba a ser provisora, pero ya han pasado dos años en que nueve cursos hacen clases en contenedores.

Carolina González es una de las apoderadas que va a buscar su hijo: “La educación es muy buena, pero el problema son las instalaciones, tenemos un patio muy reducido y con gravilla, algunas salas se llueven y los niños pasan resfriados”.

Como la lluvia y la tierra no hacen una buena mezcla, las clases de educación física, por ejemplo, se hacen en una sede comunitaria. “Es un trato indigno que nuestros hijos han tenido que soportar por cinco años, desde el terremoto”, dice la madre.

Si bien las condiciones actuales de estos dos mil alumnos no son óptimas, antes del 2013 los estudiantes de ambas escuelas compartieron recintos con otros establecimientos.

La meta del gobierno anterior era reconstruir los más de cuatro mil recintos que resultaron con daños. Su objetivo era terminar la tarea en 2014. Sin embargo, según el último balance de ese mismo año, 42 establecimientos municipales no habían iniciado o terminado sus obras al inicio del período escolar. A la fecha, 17 colegios arreglaron su situación, de acuerdo al Mineduc.

Según Montero, de la municipalidad de Talca, “estamos periódicamente evaluando todos los requerimientos que tiene el recinto para que funcione dentro de esta condición de provisorio”. La autoridad admitió que “sí hay un grado de hacinamiento, porque en alguna medida no están todos los espacios, como gimnasio, el patio es pequeño; hay algunas situaciones que podrían ser mejores”.

La municipalidad espera que de aquí a cinco años, ambos recintos se puedan ir a su lugar de origen, en el centro de la ciudad, donde se reconstruirá la infraestructura. Este, sin embargo, no es el primer intento. Tras el terremoto, hubo varios fallidos: “El problema fue que no hubo coordinación entre el municipio y el Mineduc, porque existían posturas distintas (uno quería reconstruir, otro un terreno distinto), mucho tiempo perdido”, explicó el funcionario.

La opinión es compartida por la presidenta de los apoderados de la escuela Carlos Salinas, Gladys Núñez, quien recalcó que “el país tiene recursos para que nuestros hijos estudien en condiciones dignas, pero el problema fue primero del concejo municipal y su intención de sacarnos del centro de la ciudad, a ello se suma la burocracia”.

Desde el Mineduc señalaron que durante el período 2014-2017 se “está desarrollando un trabajo especial con los equipos regionales y los municipios para generar planes de Mejoramiento de la Infraestructura Escolar que permita, además de solucionar los problemas causados por el terremoto, dotar a los establecimientos públicos de la infraestructura adecuada para implementar sus proyectos educativos”.

En Molina

A 48 kilómetros al norte de Talca, está la comuna de Molina. De la municipalidad dependen 21 recintos. De ellos, dos tienen problemas de infraestructura a la fecha. Se trata de la Escuela 1 y del único liceo Bicentenario de la comuna. Este último se instaló en 2011 como parte de los 60 liceos de excelencia impulsado por el entonces Presidente, Sebastián Piñera.

Eva Mancilla, apoderada de tercero medio, recuerda que cuando se anunció la instalación del colegio había esperanza en la zona, debido a que la promesa era entregar educación de calidad para las familias vulnerables y que éste pudiera competir con los mejores establecimientos a nivel nacional. “Mi hijo tiene buenas notas, era una oportunidad para él”, dijo.

Sin embargo, desde un comienzo la instalación del recinto tuvo problemas. El retraso producto del terremoto complicó el proceso. “Se suponía que el liceo empezaría sus clases provisoriamente compartiendo espacio con la Escuela 1. Este último recinto sufrió severos daños tras el sismo y ambos colegios quedaron sin infraestructura”, cuenta la alcaldesa, Priscila Castillo.

Explosión

La apodera confirma la versión y explica que “nunca tuvieron un lugar cómodo para estudiar y aún están en salas modulares”.

La precariedad que pasan los alumnos se refleja en un episodio que aún indigna a Eva, cuando los niños escucharon un sonido muy fuerte similar a una explosión. Varios de los estudiantes, en ese momento en clases, salieron a mirar qué estaba pasando: “Una alcantarilla había explotado”.

Ese día, recuerda la apoderada, “los alumnos almorzaron literalmente en la mugre. Había restos de fecas y lo que hay de patio no está pavimentado, fue terrible. Los niños tuvieron que faltar a clases para arreglar la situación. Fue muy indigno y peligroso para la salud”.

La alcaldesa explica que sólo a fines de 2017 los alumnos podrán instalarse en dependencias nuevas. Esto, después de que la constructora a cargo no terminara las obras, pese a que se le canceló el 90% del presupuesto.

“La demora se debe a una mala planificación estratégica que hizo el gobierno anterior de los liceos Bicentenarios del país (…) El nuevo liceo que estamos proyectando costará más de 3 mil millones de pesos y cuando se programó esto habían considerado mil millones para equipamiento”, explicó Castillo.