Frutillar privilegiará circulación peatonal y mejorará entorno de la costanera del lago
Por Soledad Neira Farías, El Mercurio.
Sector es Zona Típica y el Consejo de Monumentos visó su remodelación:
El proyecto incluye anchas veredas, miradores y accesos a la playa para disfrutar del paisaje, donde los volcanes Osorno, Calbuco y Puntiagudo son los protagonistas.
“Queremos privilegiar la circulación peatonal, ganar espacios verdes, con árboles y plantas, como rododendros y azaleas, típicos de la colonización alemana; y ensanchar y sumar veredas para acercarse al borde del lago con seguridad”, dice entusiasta el alcalde de Frutillar Ramón Espinoza.
Está contento. Finalmente el proyecto para remozar la costanera de la ciudad, que demandó un trabajo de casi tres años, está listo y aprobado por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). El Consejo debía pronunciarse, porque se trata de una intervención en una Zona Típica.
“Queremos fortalecer el rol turístico de la comuna”, destaca Espinoza, respecto del proyecto que se inserta en el Plan de Desarrollo de Frutillar (Plades), una iniciativa en la que el municipio y privados buscan un crecimiento sustentable de la ciudad.
El objetivo es que la remodelación de la Costanera mejore la oferta de espacios públicos en el borde costero del lago, para resaltar aún más la imponente vista de la cordillera de los Andes, donde son protagonistas indiscutidos los volcanes Osorno, Calbuco y Puntiagudo.
Se trata de un proyecto simple, “ajardinado”, dice el diseñador paisajista Juan Grimm, quien trabajó en la propuesta. Y esto, porque Frutillar es un lugar simple, agrega, “no para una gran costanera, con grandes inversiones. Se trata de privilegiar el entorno”, recalca.
Se busca una cómoda circulación de peatones, con plazas y miradores hacia los volcanes. Asientos, lugares de prado para permitir juegos de niños y accesos cómodos a la playa serán parte de la nueva costanera, detalla Grimm.
Y aunque hubo alguna reticencia de vecinos del sector, que creen que les podrían bloquear la vista desde sus casas, Grimm defiende su propuesta de arborización con especies nativas, que estratégicamente ubicadas, dice, pueden conducir el interés hacia los volcanes. Incluso, cuenta, es partidario de retirar de la costanera objetos como estatuas y otros que bloquean la vista hacia los macizos.
El proyecto incluye ensanchar y extender las veredas hasta sumar cerca de 1,8 kilómetros.
El área completa de intervención está entre las calles Caupolicán y Lautaro, en una superficie estimada en unos 20 mil m {+2} , donde hay una gran cantidad de casas de valor patrimonial.
La vía no se cerrará al tránsito vehicular. “Solo se hará más lento el desplazamiento para privilegiar la circulación peatonal”, explica el alcalde Espinoza.
Asimismo se soterrará todo el cableado aéreo, tanto eléctrico como de telefonía, precisa el alcalde, y se construirá una gran plaza pública frente al municipio que permita actividades al aire libre.
La obra completa de remodelación cuesta unos $3 mil millones. De ellos, $87 millones fueron aportados por el municipio y fundaciones, con los que se financiaron los estudios previos.
Otros $750 millones fueron comprometidos por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, “y para los restantes estamos ingresando el proyecto para que le den el RS (rentabilidad social) y pueda ser financiado en dos años, en 2016 y en 2017, con platas del Fondo Nacional de Desarrollo Regional”, detalla la autoridad comunal.
“Esperamos partir con la ejecución de obras en marzo”, agrega.
Es una iniciativa “detonante”, recalca Eugenio Rengifo, gerente del Plades, “porque esto va a potenciar el desarrollo de muchas otras iniciativas”, asegura.
A largo plazo, este plan comunal busca mejorar los dos centros más poblados de la ciudad, Frutillar Alto y Frutillar Bajo, y estrechar la brecha de desarrollo que hoy existe entre ambos sectores.