El rayado de los edificios patrimoniales, un mal que aqueja a toda la sociedad

muralesPor Lucía Adriasola C., El Mercurio.

Este último mes, la casa de Pablo Neruda, La Chascona, fue pintada con grafitis:

No resulta extraño ver rayadas algunas construcciones de alto valor para el país, como ocurre en el barrio Yungay o en la Alameda. Para los urbanistas, el tema pasa por la poca educación que existe.

La última semana de mayo, dos jóvenes enamorados rayaron con un plumón las paredes del Museo Nacional de Historia Natural. “Carol y Pipe x siempre juntos” se podía leer en el escrito hecho con lápiz de tinta azul.

Al día siguiente, esta institución subió una foto a Facebook con el romántico mensaje adolescente, señalando: “Nos encanta el amor. Ojalá que Carol y Pipe perpetúen su querer por los siglos de los siglos y encuentren la felicidad que solamente el genuino enamoramiento puede brindar a las almas errantes que se buscan en los laberintos estrellados del universo. Solamente les pedimos que no rayen las paredes del edificio (que es Monumento Nacional) para divulgar el romance. Demostremos amor, pero a la vez educación y respeto por nuestro patrimonio”.

Esta sentida solicitud, no obstante, no es exclusiva de ellos.

Esta realidad se repite en una decena de otros edificios patrimoniales. Sin ir más lejos, este último mes, La Chascona, la casa en Santiago del poeta Pablo Neruda, ubicada en el barrio Bellavista, en la comuna de Providencia, fue vandalizada con rayados.

Según explica Fernando Sáez, director ejecutivo de la Fundación Neruda, esta situación se repite mes a mes desde hace cuatro años. “Durante mucho tiempo tuvimos un sitio eriazo al frente, y la calle se presta para que en la noche se junte gente un poco pasada y se entretienen en eso, rayando…”, lamenta el ejecutivo.

Actualmente, la casa luce rayada en su garaje de madera -con letras ininteligibles-, además de su segundo piso con garabatos o firmas de los grafiteros. “Es casi absurdo pintar, porque rayan al otro día”, explica Sáez.

Un municipio que ha debido aprender por obligación a cuidar el patrimonio -por los constantes ataques que reciben a diario- es Santiago. Desde comienzos del año pasado que una cuadrilla limpia cada noche el irracional actuar de personas que rayan añosas edificaciones de la Alameda.

Para el arquitecto y experto en patrimonio Jorge Atria, el acto de rayar edificios patrimoniales radica en el descontento que sienten algunos grupos frente al poder, por lo que desquitarían su ira en estas valiosas construcciones. “Creo que estas personas ven en estos edificios una sociedad con la que tienen impotencia. En Chile existe carencia de cultura y de protección al patrimonio”, señala el experto.

Una visión similar tiene el urbanista Genaro Cuadros, de la UDP, quien agrega que en Chile, el patrimonio debería tener un resguardo. “Estos espacios deberían estar debidamente protegidos y fiscalizados. En otros países esto funciona así, hay recursos específicos para poder restaurarlos, mantenerlos y protegerlos de eventualidades”, comenta.

También sostiene que, en ese sentido, el país está “al debe” con el cuidado a su patrimonio.

 AccionesEl director de la Dibam y vicepresidente ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales, Ángel Cabeza, reconoce que los rayados y grafitis “son un problema serio que se ha acrecentado en los últimos años”.

“Con la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, hemos conversado el problema y estamos ideando un plan para afrontar esta triste situación que afea la ciudad y le da un contexto de abandono que los santiaguinos no se merecen, pero en el cual todas las autoridades y ciudadanos deben colaborar, ya que tales cambios de conducta son procesos que demoran años”, señala Cabeza.