27/F: equipos clave aún no están conectados a Centro Sismológico

27fPor Oriana Fernández, La Tercera.

Son 297 los acelerógrafos que no pueden usarse para emergencias.

A cinco años del terremoto 8.8 que sacudió a Chile en 2010, el Centro Sismológico Nacional aún no recibe 297 acelerógrafos que fueron adquiridos en 2013. Se trata de equipos que tienen como objetivo sumar información sobre los movimientos telúricos que generan daño en el país.

A la fecha, la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) ha instalado 208 equipos en diversas regiones. Otras 88 unidades están en proceso de ubicación, pero aún no han sido entregados al Centro para poder generar registros sobre los sismos. La inversión en esta red fue de $ 2.667 millones. La utilidad: miden la aceleración del suelo, con lo que entrega información más rápida sobre dónde hay impacto tras un temblor.

Mario Pardo, director (S) del Centro Sismológico Nacional, señaló que “la Onemi está encargada de la instalación y de la comunicación de estos instrumentos con el Centro (…), de acuerdo al convenio entre nuestras instituciones”. Añadió que incorporar estos acelerógrafos a la red del Centro “aportaría datos fundamentales para mejorar la respuesta inmediata”, con el fin de entregarla a la Onemi y Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (Shoa), que informan a la ciudadanía sobre la evacuación ante un evento.

El Centro plantea que “a partir de estos datos (de los acelerógrafos), en tiempo real se puede localizar un sismo, su magnitud y generación de mapas de los daños”.

Por eso, Pardo remarcó que, hasta ahora, “sin comunicación robusta y en tiempo real, (esa red) no puede funcionar para las emergencias”.

El traspaso de los equipos se prepara desde 2013, pero aún no se conectan al sistema oficial. Fue el Ministerio de Vivienda (Minvu) la entidad que coordinó la construcción de espacios para estas unidades junto a la Onemi.

Según fuentes de gobierno, uno de los problemas que presentan los acelerógrafos es que están situados en zonas como Ciudad Empresarial, en Huechuraba, o incluso en un centro comercial, lo que implica que existan altos niveles de ruido, lo que altera los datos. El Minvu explicó en 2013 que el objetivo de estos instrumentos era tener información para conocer el impacto de los temblores en la infraestructura.

Onemi

La Onemi plantea una visión distinta a la del Centro Sismológico. Ricardo Toro, director de la Onemi, afirmó que existe un convenio con el Centro desde 2012, donde se establecen etapas de instalación y conexión de los instrumentos.

“El Centro debe conectar todas las estaciones a la red”, dijo. Relató que, originalmente, se planteó que estos equipos debían ser instalados en 2016, pero que este gobierno adelantó los fondos para que esa labor sea finalizada en diciembre de 2015. “En cuanto a la instalación y conexión, la información puede ser solicitada a través de los mecanismos establecidos”, dijo Toro.

Sin embargo, el director (S) Pardo anunció que la evaluación de los instrumentos y su operación podría estar terminada “no antes de un año y medio (…), el Centro recibiría los equipos solo si cumplen con el protocolo”.

¿Estos instrumentos están conectados para recabar información? El director Toro respondió que “todos los datos son información pública y está dispuesta a través de los canales correspondientes”. Pese a que estarían operativos y en conexión con la red oficial, la información no fue hallada en el Centro ni en la Onemi.

Las lecciones tras el terremoto

El Centro Sismológico Nacional ha investigado en los últimos años el impacto del 27/F.

Según el análisis, en Santiago se ha visto que hubo un mayor daño en zonas cuyo terreno está conformado por arena, como es el caso de las comunas de Pudahuel y Maipú. Ese tipo de material se da por la presencia de ríos en esas comunas. Lo mismo se presenta en Concepción, ciudad que está cruzada por el río Biobío, cuyo cauce posee una ribera con abundancia de esos minerales, que resisten débilmente los movimientos telúricos. Si se comparan estas zonas con las que poseen suelos rocosos -como Santiago Centro o Ñuñoa-, hubo menos perjuicios en esas áreas. Precisamente en esas zonas hay gran cantidad de viviendas.