Hospital de Ancud: un oscuro y sucio laberinto al servicio de 59 mil habitantes

Por Soledad Neira, El Mercurio. (05/07/14)

Comunidad tuvo que salir a las calles para apurar el reemplazo del edificio que se inauguró en 1950:

Pasillos angostos, bloqueados con rumas de insumos, impedirían una evacuación masiva. Falta de especialistas obliga a derivar pacientes a Castro o Puerto Montt.

“En una emergencia, un incendio, no tendríamos cómo evacuar a los pacientes desde este laberinto de pasillos angostos y con muchos desniveles”, dice René Lorca, jefe de Servicios Generales del Hospital San Carlos de Ancud. El establecimiento está en medio de la discusión pública tras movilizaciones ciudadanas que obligaron al Gobierno a echar pie atrás a la postergación fijada para 2017 de la licitación del nuevo hospital, que se había programado para fines de 2014. Ahora comprometió su construcción para 2016.

Edificado en 1948 y puesto en servicio en febrero de 1950 con 5.900 m {+2} , el actual “laberinto hospitalario” suma unos 9.500 m {+2} a punta de anexos y mejoras parciales. Soportó estoico el terremoto de 1960, y pese a cinco intervenciones se ve como un conjunto desordenado y sucio.

Algunos sectores se encuentran en tan malas condiciones que parecen mediaguas. Latas oxidadas, maderas podridas, pisos levantados, goteras, cañerías rotas u oxidadas bloquean la operación de equipos médicos.

Con arreglos de parche ha suplido las necesidades médicas de 49 mil habitantes, pero allí también se atienden 10 mil vecinos de la comuna de Quemchi.

La unidad más nueva es Diálisis, de 2006, y el último parche es una rampa cerrada (que se llueve), sin calefacción, que conecta dos módulos para resolver el traslado de pacientes en camillas o sillas de ruedas entre el primer y segundo piso, tras el colapso del montacargas (ascensor) hace cinco años.

Hasta hoy no consiguen que el aparato empiece a operar.

Con 45 años de servicio, Lorca es tajante: “El actual edificio no cumple ninguna medida de seguridad eléctrica, calefacción, alcantarillado o de almacenamiento de agua potable. Dependemos de la red de la ciudad y eso es muy complejo”.

Luis Barría, paciente, no se explica las carencias: “Funciona con lo mínimo. Cuando mandan plata viene una empresa, quiebra, no hace el anexo de hospital. Entonces, hay que hacer la protesta para que se acuerden que los chilotes existimos. Sin especialistas damos tumbos, a Castro, a Puerto Montt… A mí me operaron del corazón en Temuco”.

Sorprendentemente tiene tina de hidromasaje para parto en el agua y silla de parto vertical. “A falta de anestesista buscamos un analgésico natural”, explica el médico obstetra Gabriel Hermosilla. Igual los partos han bajado a la mitad. En 2013 atendieron 400, y “tenemos que derivar a Castro (a 92 km), por el tema de la anestesia”, dice la matrona Jesy Montaña. O a Puerto Montt, si el tema es más complejo, a dos horas en ambulancia.

Después de las cinco de la tarde no hay especialistas. El anestesista es al que más extrañan.

En total el hospital atiende a 35 mil pacientes mensuales y cuatro mil urgencias, con cerca de 320 egresos mensuales.

ESPACIO

Tuvo 82 camas, pero se tuvieron que reducir a 72 en 2006 para instalar la cámara hiperbárica.