Alberto Undurraga: “Las concesiones son una buena política pública para garantizar mantención de infraestructura”

Por M. Martínez y V. Ríos, La Tercera. (06/07/14)

Señaló que las obras, por ejemplo las carreteras, no volverán a ser del Estado y que se integrarán “gatilladores de nuevas inversiones” a los próximos contratos.

Durante ocho años, Alberto Undurraga fue alcalde de Maipú, una de las comunas más pobladas del país. Y hace menos de cuatro meses la Presidenta Michelle Bachelet lo designó como ministro de Obras Públicas, la cartera justamente encargada de impulsar la inversión en infraestructura, incluyendo la asociación público-privada, para el desarrollo del país. El objetivo es lograr niveles similares a los de naciones con altos estándares, pertenecientes a la Ocde.

Con esa idea, esta semana fue presentada la cartera de proyectos de inversión, denominada Infraestructura, Desarrollo e Inclusión: Chile 30.30. La iniciativa plantea que de aquí a 2030 el país debería tener US$ 30 mil per cápita, en la mirada económica, y una mejor calidad de vida, al nivel de Italia, Nueva Zelandia y España, en la mirada ciudadana, para hacer un símil de lo que fueron los años 90.

¿Se puede hacer un paralelo a la década de los 90, en términos de infraestructura?

Chile vivió un cambio de ciclo, donde los desafíos económicos y sociales apuntaban a que el país dejara de ser un país pobre y bajaran sustantivamente los niveles de pobreza. Parte de los problemas de esa época eran el desarrollo de la infraestructura. Se perdían US$ 1.500 millones en exportaciones por los nudos de infraestructura. Entonces se tomó la decisión de cuadruplicar la inversión, desarrollando el sistema de concesiones. Eso marcó una época.

¿Cómo se observa hoy la superación en infraestructura?

Los desafíos del país, en lo económico y social, de nuevo apuntan a que se termine con la desigualdad, y aparece la infraestructura como un nudo para el logro de esos objetivos. Dos ejemplos: la inversión del MOP en los últimos 10 años ha estado por debajo del crecimiento de la inversión en general. Segundo, el ranking internacional de competitividad nos ubica en el puesto 34, y 46 en el mismo ranking de infraestructura.

¿Y a qué apunta la nueva agenda de proyectos?

A desarrollar la infraestructura que necesitamos para que Chile sea un país desarrollado y termine con la desigualdad. Hay una concepción de país sobre las bases que hemos dicho antes, que las obras son del Estado y trascienden a los gobiernos. Por eso, nos parecía relevante que la agenda no fuera a cuatro años. Tiene un conjunto de proyectos que han venido desarrollándose e incorpora otros proyectos nuevos que apuntan a la infraestructura que se necesita.

¿Qué se requiere para el éxito en el desarrollo de la infraestructura?

Se necesita el desarrollo técnico y de ingeniería de cada uno de los proyectos, pero también de la participación ciudadana, como forma permanente, de manera que desde el primer momento las comunidades valoren los beneficios que traen las nuevas infraestructuras, además del optimismo de los actores económicos. Proyectos con la calidad técnica, participación ciudadana y actores económicos que generen un clima positivo para enfrentar la cartera son las condiciones del éxito.

Sobre concesiones, éstas debían retornar al Estado, luego de cumplido el contrato. ¿Por qué no ha sido así?

Tanto la experiencia nacional como internacional da cuenta de que la mejor forma del desarrollo de las etapas sucesivas, como son nuevas inversiones y la mantención, se hace a través de la articulación público-privada, con los ajustes y correcciones necesarias. Los Estados y gobiernos tienen menos incentivos para preocuparse de los costos de mantención de las obras, porque se preocupan de las inauguraciones. Y la forma de garantizarles a los ciudadanos que la mantención se realice es a través de este esquema.

Entonces, ¿ninguna obra volverá a ser administrada por el Estado al término de la concesión?

En este período eso no está en nuestra agenda.

El 2012 el Estado terminó la concesión del Camino de La Madera y ahora volverá a ser licitado…

Tiene enormes problemas de seguridad y requiere mantención, porque permanentemente tenemos accidentes con resultado de muerte. Entonces dijimos ‘ok’, con el mismo peaje hagamos las nuevas inversiones. Lo que estamos haciendo es concesionarla, al mismo valor del peaje. Y, nuevamente, cuál es el problema que se genera en esa ruta desde el momento que la toma el Estado: el problema de la mantención.

¿Habrá un cambio en los contratos de las nuevas licitaciones?

Queremos incorporar en las futuras licitaciones los gatilladores de nuevas inversiones: en el plazo de una licitación, si se llega a cierto nivel de demanda que colapse la infraestructura, no es necesario iniciar una negociación completa. Si el desarrollo del puerto de San Antonio genera flujos tan grandes que requiere de un doble tramo, y eso sucede antes del fin de los 20 años de concesión, ¿vamos a hacer todo un cambio de contrato enredado? No: gatilladores. Las concesiones son una buena política pública para garantizar la mantención de la infraestructura, pero aprendiendo de algunos aspectos.

Participación ciudadana

¿Cómo se pretende trabajar en el desarrollo de los proyectos?

Es sumamente importante la conversación con los distintos actores de la infraestructura. Hablamos con más de 80 alcaldes, después con los equipos técnicos del MOP y otros ministerios, con los expertos y con el sector privado. En una segunda etapa, también ejecutaremos esta agenda haciéndonos cargo de este nuevo Chile que exige participación ciudadana.

¿Y en su experiencia como alcalde…?

La participación ciudadana algunos la ven como un retraso en las obras, pero mi experiencia como alcalde dice justamente lo contrario: que la participación, desde el comienzo, ayuda a que las obras fluyan mejor durante el período de ejecución. Así la gente la siente propia.

¿Cuál es el sello de este gobierno en la agenda de inversión?

Las obras públicas son obras de Estado y trascienden a los gobiernos. No es una agenda para los cuatro años de gobierno, es mucho más. En vez de ser una cartera de proyectos, es qué infraestructura necesitamos para el desarrollo del país. Si mañana uno de los proyectos cambia por otro que soluciona de mejor forma los problemas, bienvenido sea. Aquí está puesto el foco en qué necesitamos para el país.