Columna Hacia un Santiago de Calidad Mundial: “Casa de los Diez será patrimonio vivo”

Por Miguel Laborde, El Mercurio. (24/05/14)

hacia un Santiago de calidad mundial

¿Cómo elegir qué visitar el Día del Patrimonio, con tanta oferta?

Ojalá un lugar de “otros”, un mundo del que uno nada sabe. En una sociedad tan fragmentada como la nuestra, es algo conveniente. Es como si en Kabul los sunitas se asomaran a los barrios chiitas.

Las lista de lugares crece, y es notable la variedad de posibilidades, pero sigue habiendo ausencias dolorosas; la Casa de los Diez se incorporaría, definitivamente, a partir del próximo año.

Vale la pena detenerse en ella, porque constituye un hito en nuestro mapa santiaguino patrimonial -como la de los Domeyko-, ya que su sobrevivencia es un logro puramente familiar. Propiedad primero de Fernando Tupper Tocornal, en la época en que la intervienen algunos miembros del Grupo de Los Diez, fue adquirida hace décadas por Alfredo García Burr, anticuario amigo de Tupper, cuya descendencia la ha conservado a través de generaciones.

En dos meses más, en julio, la reabrirán como centro cultural, y de ahí en adelante podrá ser visitada libremente, no solo en el Día del Patrimonio, lo que es una excelente noticia para la ciudad. Ella es particularmente significativa, porque su intervención es obra de esa primera vanguardia chilena que fueron “Los Diez”.

Si tiene éxito este proyecto, y se logra una cartelera de actividades, un café de calidad, una muestra adecuada de lo que fueron Los Diez -hubo cinco Premios Nacionales entre ellos-, tendremos un lugar de alto interés cultural y turístico.

Estuvo a punto de desaparecer, hacia 1997, para ampliar la avenida Santa Rosa, lo que se paralizó al ser declarada Monumento Histórico.

Se pensó que podía ser sede del Consejo de Monumentos Nacionales, lo que pareció buena idea, pero no hubo acuerdo en el precio. Fue una suerte, porque como centro cultural, recorrible por completo -salvo las oficinas-, puede ser un patrimonio mucho más elocuente que si solo hubiera oficinas.

Ojalá contáramos con más familias capaces de resistir la presión inmobiliaria. Es un caso similar al de los Stern, en avenida Isidora Goyenechea, con una de las pocas casas cuya arquitectura y completo mobiliario son Bauhaus original. O la de los Yarur de Vitacura, valiosa por su arquitectura y paisajismo, hoy Museo de la Moda.

Los descendientes de García Burr pidieron, en su momento y sin éxito, apoyo municipal, ministerial, incluso presidencial. Su nuevo destino, como el de todo centro cultural, es precario todavía. No debieran, las familias que deciden salvar patrimonios, estar obligadas a someterse a llenar extensos formularios periódicamente, para recibir asignaciones por concurso.

Hace unas tres décadas, cuando se comenzó a hablar reiteradamente de patrimonio, se dijo que se trataba de otra viveza criolla, esta vez de los descendientes de la oligarquía colonial, como si fuera un movimiento tendiente a que el Estado los ayudara a conservar bienes familiares, fuera la casa patronal en el campo y/o la de Santiago Poniente en la capital, sin tener que meter la mano en el bolsillo.

Como siempre, todo debe ser fiscalizado para evitar abusos, pero en casos como los de García Burr, Domeyko, Stern o Yarur, el Estado debiera apoyar a los privados que abren sus monumentos al público, para que tengamos, al menos, algunos “patrimonios vivos” donde el uso actual sea similar al original.

Más del proyecto futuro en www.casadelosdiez.cl

Casa de los Diez

Se pensó que podía ser sede del Consejo de Monumentos Nacionales, pero no hubo acuerdo en el precio. Fue una suerte, porque como centro cultural puede ser un patrimonio mucho más elocuente.