Casa de Los Diez en Santa Rosa abrirá en julio como centro cultural

Por Evelyn Briceño, La Tercera.

Ahí se reunían artistas e intelectuales de principios del siglo XX.

Acababa de comprar una propiedad en el centro, pero desde un comienzo supo que les serviría más a otros que a él mismo. En 1922, el arquitecto Fernando Tupper Tocornal adquirió una casona de adobe neocolonial en Av. Santa Rosa con Tarapacá y, al poco tiempo, invitó a un grupo de amigos para que se juntaran a crear y debatir ahí.

Esos artistas e intelectuales que frecuentaban el lugar se autodenominaron Los Diez. Encabezados por el escritor Pedro Prado, convirtieron la residencia en su refugio y la transformaron a su gusto: le añadieron una torre de 20 metros, diseñaron nueve capiteles románicos en el patio interior y le pidieron a Julio Ortiz de Zárate -otro integrante del movimiento- que tallara una puerta de cedro. Una que hasta hoy identifica la fachada de un lugar que en julio abrirá como centro cultural.

“Estamos en los últimos trámites para crear una fundación. Apenas esté lista, inauguraremos el centro cultural Casa de Los Diez, en julio próximo”, asegura Patricio González García, bisnieto de Alfredo García Burr, arquitecto y anticuario que a fines de los 20 le compró la casona a Tupper.

Eduardo García Powditch, uno de los ocho hijos de García Burr, cuenta que con la próxima inauguración quieren revivir el espíritu de comienzos del siglo XX, cuando la casona era un faro intelectual y artístico en la capital. “Haremos exposiciones, obras de teatro, conciertos, talleres y otras actividades que tengan que ver con el legado de Los Diez”, dice.

González García agrega que, en paralelo a la apertura del centro cultural, iniciarán algunos arreglos, especialmente en el techo de la torre. “Pero los salones y el patio se pueden usar perfectamente para las actividades que queremos hacer. Ni el terremoto de 2010 ni el incendio que afectó a una propiedad colindante hace cuatro años afectaron la edificación”, acota. No descarta para más adelante la instalación de una cafetería, que haría más acogedor el espacio.

El público que quiera conocer el inmueble por dentro deberá esperar la apertura de julio, pues éste no abrirá sus puertas para el Día del Patrimonio, el próximo 25 de mayo, como sí lo hizo en 2012 y 2013, cuando llegaron más de 1.000 personas. “Estamos muy concentrados en que resulte el nuevo proyecto para la casa y por eso preferimos pasar por esta vez”, explica González García.

Uno de los que lamentan que no se abra es el presidente del Colegio de Arquitectos, Sebastián Gray. Le asombra que la propiedad haya resistido el paso de los años. “Entrar en ella no sólo es retroceder en el tiempo, en la belleza de una casona chilena de esas con adobe y patios, sino empaparse de la energía poética y la capacidad de soñar de una generación de mentes brillantes santiaguinas como ya no habrá más”, señala.

Patrimonio centenario

No existe una fecha exacta, pero se calcula que la Casa de Los Diez fue construida entre 1840 y 1850. Originalmente, pertenecía a una familia de ferreteros de apellido Orellana y en 1922 Fernando Tupper Tocornal la compró y se la pasó a sus amigos artistas para que la ocuparan para impulsar su movimiento intelectual.

Cinco años más tarde, el arquitecto debió rematarla por problemas económicos. Alberto García Burr aprovechó la oportunidad y la adquirió. “Desde entonces la trató como una joya, como una obra de arte”, recuerda su hijo Eduardo García, quien nació en esa casona.

García Burr vivió ahí hasta su muerte, a comienzos de los 80, y en 1997 la casona fue declarada Monumento Nacional.

Al notar que estaban solos en la tarea de cuidar la edificación (“El Estado no te ayuda a mantener el patrimonio”, se queja González García), los herederos la pusieron en venta el año 2000. Hubo varios intentos de compra, desde el mismo Estado hasta los bisnietos de Pedro Prado, los hermanos Hernán y Pedro Maino. Pero las tratativas fracasaron.

Los miembros de la familia García explican que ninguna oferta estaba acorde a sus expectativas monetarias, pues para ellos el inmueble supera con creces los $ 500 millones. “A veces se acercaban a ese monto, pero ofrecían pagar en demasiadas cuotas”, aclara González García.

En virtud de esta situación, desecharon la idea de vender, decidieron crear la Fundación Casa de Los Diez-Alfredo García Burr y abrir ahí un centro cultural. “Mi papá decía que él era el cuidador de la Casa de Los Diez y eso quedó en nuestra conciencia. Al constituir esta fundación y el futuro centro cultural seguiremos cuidando este patrimonio”, remata García Powditch.