Cartas destacadas de la semana: Tarificación Vial

Imagen tarificación vial en Milán

Hace algunos años se vienen discutiendo las ventajas y desventajas que traería la implementación de un sistema de tarificación vial en Santiago. Un estudio realizado en el 2009 y publicado recientemente en el diario el Mercurio, que dice que sólo un 5% de los conductores dejaría el auto si se implementara en Santiago oriente,  volvió a poner el tema sobre la mesa esta semana.

A partir de la publicación del estudio el urbanista Marcial Echeñique escribió una columna en el mismo diario donde dice estar en desacuerdo con la metodología y resultado del estudio.

En las cartas elegidas esta semana, Gloria Hutt, Subsecretaria de Transportes y Louis de Grange C., Doctor en Transporte Universidad Diego Portales, comentan la columna de Marcial Echeñique.

Las cartas a continuación

Señor Director:

Respecto a la columna publicada ayer sobre los resultados del estudio de tarificación vial en Santiago, quisiera precisar algunos aspectos.

La tarificación vial es un instrumento de control de la demanda de tráfico que se ha implementado en otros países, con diferentes resultados en cada uno de ellos. Nuestro objetivo al estudiarla para un sector de Santiago, es medir el grado en que los viajes en automóvil se reducen como resultado de la aplicación de tarifas por el uso de espacio vial escaso.

Los impactos medidos son de dos tipos: la reasignación del tráfico, es decir, la proporción de vehículos que en lugar de entrar al área tarificada utiliza otras vías pero se mantiene usando automóvil; y la reducción de viajes en automóvil, es decir, el número de viajes que dejan de hacerse en este modo como producto de la introducción de tarifas, y se traspasan por ejemplo a transporte público.

Todos los casos mencionados como referencia en la columna corresponden a reasignaciones de ruta y son consistentes con los resultados del estudio recientemente terminado para Santiago. El mismo estudio revela en cambio que la sensibilidad a cambio de modo como resultado de la tarificación vial es baja (en torno al 5%).

Una forma de inducir un cambio mayor, es acompañar la tarificación con inversión en transporte público que facilite el acceso a la zona de alta demanda. Esta fue la estrategia adoptada en Londres por ejemplo. Aun así, en ese caso se ha incrementado el cobro inicial en más de 50% para mantener el efecto de reducción de viajes en el área tarificada. Este escenario no se ha analizado para el caso de Santiago por lo que es incorrecto comparar las dos situaciones directamente.

Respecto a la metodología y modelos utilizados, se trata de herramientas ampliamente aceptadas. Existen métodos conocidos para verificar el grado de precisión con que replican el comportamiento observado y obviamente ellos fueron utilizados en este caso.

Los resultados observados en las autopistas urbanas, no son una referencia válida para este caso porque se trata de reasignaciones de ruta medidas en condiciones diferentes a las simuladas en este estudio.

No puedo dejar de referirme a la afirmación del columnista sobre la eventual protección que funcionarios públicos y consultores harían de modelos, a su juicio defectuosos, con el único fin de obtener sustento. Es un insulto que no merecen los profesionales dedicados con seriedad y rigor a llevar adelante análisis de medidas de alto impacto para la ciudad y sus habitantes.

Hago presente que en su calidad de asesor del estudio, Marcial Echenique tuvo acceso a todas sus etapas, métodos, datos y resultados en forma oportuna y permanente, sin haber entregado nunca antecedentes sólidos que justificaran una revisión de las herramientas utilizadas.

La tarificación vial no se ha descartado como herramienta de control de congestión en Chile. La experiencia internacional indica que ha sido una medida eficaz en algunos casos, controvertida y rechazada en otros. Es nuestra responsabilidad asegurar que su tratamiento sea correcto tanto en la evaluación de los impactos como en la oportunidad en que eventualmente se implemente.

Gloria Hutt
Subsecretaria de Transportes

——————————

Señor Director:

En su columna de ayer en esta sección, el destacado urbanista Marcial Echenique expone una buena argumentación en favor de la tarificación vial como medida de gestión del flujo vehicular en presencia de congestión. Y si bien existe bastante consenso técnico a favor de la tarificación vial como política de regulación de la demanda, creo que es importante destacar algunos antecedentes adicionales.

En primer lugar, la tarifa o peaje es solo una de las variables que inciden en la decisión de usar o no el automóvil en las ciudades, y no es la más importante. El ingreso económico del automovilista y los costos de estacionamiento representan variables aún más relevantes en las decisiones de los viajeros. Esto se sustenta en evidencia empírica a nivel mundial reportada en la literatura especializada.

En segundo lugar, si no existe una buena alternativa de transporte para el automovilista, el rechazo ciudadano que genera la tarificación vial es muy fuerte ya que se percibe como un nuevo impuesto, dificultando su viabilidad política. Este es un antecedente importante para cualquier autoridad.

En tercer lugar, la estructura administrativa que requiere una unidad de gestión para la tarificación vial puede implicar costos importantes. Por ejemplo, en algunas ciudades suecas, el costo de esta medida supera el 60% de la recaudación, aunque en Londres este costo es menor.

La tarificación vial es por lo tanto una herramienta de gestión útil, pero complementaria a otras políticas también relevantes, como un buen transporte público, impuesto a los combustibles y regulación al uso de estacionamientos.

Louis de Grange C.
Doctor en Transporte Universidad Diego Portales