Nueva red de rutas aéreas reducirá tiempos de vuelo y evitará emisión de 11 mil toneladas de CO² al año

Por Manuel Valencia, El Mercurio.

Primera modificación de este tipo culmina en 2014:

Dirección de Aeronáutica Civil está trazando aerovías más directas que se basarán en modernos sistemas de navegación satelital. Con ello, se busca anticiparse a los episodios de congestión aérea previstos debido al crecimiento del mercado chileno.

Cualquier viajero que asome la vista por la ventana de un avión, probablemente no imaginaría que la inmensidad del espacio aéreo, que no muestra otra compañía que cúmulos de nubes, tiene en realidad fronteras muy bien definidas.

No sólo eso: pocos pensarían que el cielo tiene trazadas verdaderas carreteras, con curvas, ascensos y descensos, que las aeronaves deben seguir al compás de las indicaciones de los radares terrestres. Una red de “aerovías” que en nuestro país totaliza 120 rutas que a diario son seguidas por más de 400 aviones que surcan los cielos nacionales de norte a sur y de cordillera a mar.

Por primera vez, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) modificará esta compleja trama de pistas, con el objetivo de generar trazados más directos y anticiparse a las primeras congestiones aéreas que -de no mediar alguna crisis en la industria aérea- comenzarían a notarse a partir de 2030 en los cielos chilenos.

Ello, considerando el acelerado crecimiento del tráfico aéreo que ha experimentado nuestro país, que lo han convertido en el cuarto mercado más grande en América Latina -superando a países con mayor población, como Argentina y Perú-, con un aumento de tamaño en cerca de 60% en los últimos tres años.

Para ello, la DGAC está cambiando la actual tecnología que se basa en radares por otra denominada “RNAV5”, que se sustenta en la autonomía de los aviones, además de la información provista por las compañías aéreas y la experiencia de los operadores de tráfico aéreo.

“El espacio aéreo es un bien finito que, por lo tanto, debe ser gestionado. Con este sistema estamos intentando manejarlo de la mejor forma posible. Llega un momento en que se satura. Estamos lejos de eso, pero estamos anticipándonos. Este sistema de navegación más autónomo y basado en satélites que posee la nueva generación de aeronaves permite trazar rutas que pueden reducir el tiempo de vuelo de las aeronaves. Estas trayectorias óptimas de vuelo conllevan el ahorro de combustible y la protección del medioambiente”, explica el director general de la DGAC, Jaime Alarcón Pérez.

Y ese es precisamente uno de los beneficios que reportará a los usuarios el cambio en marcha.

A modo de ejemplo, un vuelo entre Santiago y Arica podría reducirse hasta 12 minutos, siguiendo un recorrido que acorta la ruta en 19 millas náuticas. Otro a La Serena, que hoy demora 50 minutos, podría reducirse hasta 46 minutos.

Según estimaciones de la DGAC, si se consideran los 188 vuelos a La Serena en un mes, se generarán 12 horas y 32 minutos de ahorro, lo que equivale a la realización de otros 15 vuelos y a 926,9 toneladas de dióxido de carbono que se dejan de emitir. A nivel nacional, se estima que al año se ahorrarán 3.500 toneladas de combustible, lo que implica dejar de lanzar 11.100 toneladas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.

No es lo único: si el sistema actual sólo permite una separación de hasta dos mil pies entre dos aviones que van por una misma ruta, con el nuevo sistema los vuelos comerciales podrán volar sobre otros a solo mil pies, sin que ello implique algún riesgo para la seguridad.

El cambio de rutas ya comenzó con las aerovías que van desde Santiago al sur. De hecho, en algunas ya han comenzado a medirse los cambios. Ahora se trabaja con los tramos hacia el norte, que ocupan más del 45% de los vuelos nacionales, por el alto tráfico entre la capital y las ciudades cercanas a la actividad minera, como Calama, Copiapó y Antofagasta.

6,6% creció el tráfico aéreo de Chile entre 2012 y 2013.

40% aumentó el tráfico aéreo entre 2005 y 2011.

4 a 12 minutos de ahorro tendrán los vuelos con las nuevas aerovías.