Centenaria casa fotográfica rescata patrimonio porteño y proyecta museo

Junto a un café, es posible apreciar fotos antiguas y una arquitectura de mediados del siglo XIX.

Por Hernán Cisternas, El Mercurio

El cambio tecnológico que experimentó la fotografía, al pasar de analógico a digital, impactó a las antiguas tiendas, estudios y laboratorios fotográficos. Disminuyó la demanda por revelados, rollos e insumos. Los amplios locales quedaron grandes.

Para adecuarse a ese nuevo escenario, mantener el negocio con las tecnologías actuales y satisfacer la nostalgia por la vieja fotografía, la familia heredera de uno de los primeros estudios fotográficos instalados en el país -cuyos orígenes se remontan a 1842- resolvió reinventar la casa matriz de la cadena fotográfica Muencke, en Valparaíso, convirtiéndola en foto-café.

Gustavo Muencke Schneidewind indicó que al principio sus más cercanos pensaron que era una locura. “Hoy, en cambio, todos consideran que ha sido un boom y un aporte al barrio patrimonial de Valparaíso”, expresó.

Ubicado en la céntrica calle Esmeralda, a pasos de la plaza Aníbal Pinto -puerta de entrada al casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad-, los turistas y clientes tienen la posibilidad de apreciar fotos antiguas de Valparaíso, conocer el interior de un edificio neoclásico construido en 1864 y satisfacer sus requerimientos fotográficos mientras disfrutan de un café o de un almuerzo.

Durante el proceso de transformación del local, el retiro de estucos dejó al descubierto el muro de ladrillos y ventanales del que fuera uno de los más elegantes hoteles de la época, el Hotel Colón, inaugurado en 1864. Entre sus visitas ilustres, en 1886 el hotel recibió a la actriz de teatro francesa Sarah Bernhardt.

Museo fotográfico

El ladrillo a la vista le otorga un ambiente especial al recinto. Las mesas, sillas y lámparas instaladas en el lugar son las mismas que pertenecieron al mítico Café Riquet, cerrado hace una década. “Cuando fui al remate, las compré de puro melancólico. En ese momento no se me pasaba por la cabeza que el local iba a tener una cafetería”, señala Muencke.

Agrega que los turistas agradecen el ambiente que encuentran en el lugar: “Es como venir a un estudio. Mientras disfrutan un café o almuerzan, revisan su computador o teléfono y nos piden que imprimamos sus fotografías”.

Muchos visitantes de Santiago, que antes vivieron en Valparaíso o descienden de porteños, recurren a menudo a los muestrarios de fotos antiguas que posee el local. Según Muencke, “lo hacen con melancolía. Se meten de lleno en las imágenes y recuerdan lugares, hechos y personajes”.

En respuesta a ese interés, está en perspectiva un proyecto para habilitar un museo fotográfico en el amplio subterráneo del local, que va desde calle Esmeralda a Blanco. No solo se exhibirán fotos antiguas de Valparaíso, sino también máquinas y equipos fotográficos del pasado.

Gustavo Muencke recuerda que el premio nacional de Periodismo Renzo Pecchenino, Lukas, fue un asiduo visitante de los muestrarios fotográficos históricos del local. “Aparte de haber sido un muy buen cliente nuestro, gracias a Lukas aprendí harto de la historia de Valparaíso. Frente a cada foto nos contaba la historia de los cerros, de las casas y de las personas. Aquí vivía la familia tanto, allá la otra, nos decía. Yo debería haber anotado todo eso, en aquel tiempo”, agrega.

Más de 160 años de historia

Magdalena Muencke, quien a comienzos de la Segunda Guerra Mundial adquirió la casa fotográfica Valck -dando continuidad a esa marca y a Muencke-, fue una destacada retratista de su época.

Valck y Muencke son continuadores del estudio fotográfico creado en 1842 por el retratista y fotógrafo inglés William Glaskell Helsby, padre del destacado pintor chileno Alfredo Helsby.

El primer local se emplazó en un inmueble de la punta de diamante Cruz de Reyes -donde hoy está el edificio y reloj Turri-, luego se trasladó a Condell y finalmente a Esmeralda.