Guía Urbana de Chile: Oficina Salitrera Santiago Humberstone
A pocos kilómetros de Iquique, en medio del desierto, una cerca de madera separa la abandonada Oficina Salitrera “Santiago Humberstone” de la carretera. Al llegar una calle de tierra, antiguos postes de luz, carretas inmóviles y casas que en su interior exhiben antiguos juguetes, telegramas y utensilios, entre otras cosas, dan una silenciosa bienvenida a quienes llegan a conocer uno de los pueblos salitreros abandonados mejor conservados del mundo.Un viaje a esta zona solo puede estar motivado por algo que genere un gran interés y, sin duda, este Patrimonio de la Humanidad es capaz de entregar una experiencia única a sus visitantes.
Si lo que antiguamente daba vida a este trozo de desierto eran los trabajadores, empresarios extranjeros, mujeres y niños; lo que hoy día reina en el lugar es el viento y los chirridos que provoca al mover las puertas, ventanas y faroles desvencijados. Sin embargo, recorrer Humberstone no es solo adentrarse en una soledad que inunda todos los rincones, sino que también revivir lo que fue una de las mayores hazañas del hombre: el haber habitado el desierto más árido del planeta y extraer de él este mineral que alguna vez fue tan apreciado alrededor del mundo.
Como muchas otras, la historia del Salitre en el corazón de la pampa tuvo un inicio y un final abrupto, que muchos años después es posible descubrir caminando por las calles de Humberstone.
Historia
En 1872, once años antes de que la Guerra del Pacífico concluyera con Perú traspasando a Chile los poblados de Tacna, Arica y Tarapacá, La Palma -como fue llamada en un principio esta oficina salitrera- abría sus puertas gracias a la Peruvian Nitrate Company. La fama de ser de las únicas en el mundo, junto a Santa Laura, que extraía el nitrato natural a escala industrial, recorrió rápidamente el mundo.
En el período de la Guerra del Pacífico, distintas empresas se hicieron cargo de la Oficina, hasta que en 1890, siendo propiedad de The New Tamarugal Nitrate Co., se adapta el sistema Shanks para la extracción del salitre. Este hecho además de cambiar de forma significativa la extracción industrial de este mineral, es el responsable de que la oficina cambiara su nombre a Santiago Humberstone.
Cuenta la historia, que tras la Gran Depresión de 1929 la salitrera cerró sus puertas por algunos años, reanudando sus faenas en 1934, año en que en manos de la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta, COSATAN fue rebautizada en honor a Thomas James Humberstone, un ingeniero químico inglés de sólo 25 años, responsable de adaptar el nuevo sistema de extracción del salitre, pero quien además fue un hombre destacado por su trato humano y amable por lo que los trabajadores lo reconocían llamándole cariñosamente “Don Santiago”.
Después de esto vendrían los tiempos de gloria para las ventas del llamado “oro blanco”, pero no pasó mucho tiempo hasta que el salitre sintético fue inventado. Así, casi de la noche a la mañana y sin remedio, el salitre chileno dejaba de ser competitivo en el mundo. Su época había terminado y con ella, la particular vida y cultura que por casi 90 años poblaron la pampa.
En 1961 se realizó en la gran piscina pública de la salitrera la reunión de despedida. Al final de la ceremonia se puso de forma simbólica un candado en la entrada del pueblo, cerrando oficialmente la actividad de Humberstone. Tiempo después fue subastada, pasando a ser propiedad de un particular. Sin embargo, en 1970 la Oficina Salitrera Santiago Humberstone fue declarada Monumento Nacional. Ya en 2002, pasó a ser propiedad de la Corporación Museo del Salitre, luego de adquirirla en un remate. Dicha organización es la que hasta hoy se hace cargo de lo que quedó de la salitrera. Finalmente, en el año 2005, la UNESCO nombró a Humberstone como Patrimonio de la Humanidad.
Caminar por Humberstone
Para recorrerlo completamente se necesitan tres horas. Tres horas que valen la pena, porque al conocer su teatro, su hotel, la fábrica o las casas donde vivían los trabajadores se puede llegar a comprender mucho mejor la especial vida de las cerca de 3.700 personas que llegaron a habitar este lugar de la Pampa del Tamarugal. Lo que se vivió en esos tiempos hoy queda escrito como dos historias contrastadas: una, la de fiestas en la cantina, eventos sociales en el teatro y compras en el mercado. La otra, aquella vida obligada a un clima extremo, sacrificada e indigna, y que provocó el descontento social que, de una u otra manera, culminó con la gran matanza de la Escuela Santa María de Iquique en 1907.
Al entrar, lo primero que se recomienda es pedir un mapa para planificar el recorrido, aunque una opción es acordar previamente una visita guiada con alguna agencia turística en Iquique. Sin embargo, si se quiere improvisar caminando por las calles, los lugares importantes están muy bien señalizados, e incluso en algunos casos, recreados tal como eran en la época dorada de Humberstone.
Aunque algunos sólo la miran de lejos, la fábrica, que se distingue por su gran chimenea, sin duda vale desafiar los miedos que provoca el pueblo fantasma. No sólo porque al recorrer la bodega, o la sala de maquinas es posible entender los procesos que allí se vivían, sino también porque entre sus galpones se puede disfrutar del paisaje y de la sensación de estar en un lugar que el tiempo se ha encargado de embellecer de una forma extraña.
Al bajar de la fábrica, está la casa de la administración, la cual queda junto a la cancha de tenis. En esta casona construida en 1883, hay una exposición que cuenta la historia del salitre y los años de gloria de su venta en el mundo.Además, su arquitectura recuerda el hecho de que las grandes salitreras del norte estaban administradas en su mayoría por una colonia inglesa que llegó hasta Chile a extraer el salitre que se encontraba en grandes cantidades en el desierto de Atacama.
Luego se puede seguir hasta la plaza. Algunos imperdibles en sus alrededores son la gran piscina olímpica, con su estructura de metal, sus trampolines y su gradería de madera; el hotel, donde se hospedaban algunos invitados y trabajadores extranjeros y donde además se encuentra la cantina; el teatro muy bien conservado, la pulpería en donde los trabajadores usaban las fichas con las que se les pagaba el trabajo las cuales sólo podían ser usadas dentro de la Oficina; el mercado; y la capilla. También se pueden recorrer las casas que dividían a los trabajadores casados de los solteros y el escalofriante hospital. Otros lugares fascinantes son la casa del dentista, donde se puede ver cómo vivían quienes tenían más privilegios, y la escuela que aún conserva sus pupitres dentro de las salas de clases.
Las calles de Humberstone además de contar la historia de los trabajadores del salitre, son testigo de la planificación urbana desarrollada en la fase tardía de la revolución industrial, lo que las convierte en un lugar de una gran importancia histórica tanto para Chile como para el mundo.
La Oficina Salitrera Santiago Humberstone es el testimonio de una historia no tan lejana, por lo que en ciudades cercanas como Iquique aún hay personas que alguna vez ocuparon las salas de clases de su escuela o fueron a misa en su capilla. Como una forma de recordar a quienes ahí vivieron y la cultura que se generó en torno a la industria del salitre una vez al año Humberstone alberga la llamada “Fiesta del Pampino”.
No puede dejar de ver: en las casas de trabajadores en la entrada del pueblo, una exposición con cartas y telegramas de la época donde se relatan detalles de la vida y los problemas sociales que se vivían en Humberstone.
Ubicación: La oficina Salitrera Humberstone se encuentra a 47km al este de Iquique y a 7 Km al norte de la localidad de Pozo Almonte, en la intersección de la ruta A-16 con la ruta 5 norte.
Horario: de 9:00 a 19:00 todos los días del año, a excepción del día 1º de enero que se encuentra cerrada.
Entrada: $3.000 para adultos y $1.000 para menores de 18 años y adultos mayores de 60 años $2.000
- Capilla
- Capilla
- Escuela
- Escuela
- Fábrica
- Fábrica
- Hotel
- Mercado
- Piscina
- Plaza y Mercado
- Plaza
- Pulpería
- Sala de Máquinas
- Teatro
- Teatro
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