Terremotos de hasta 9º Richter llegan al MIM para que visitantes aprendan a enfrentarlos

Por S. Sottorff, El Mercurio.

Sala pionera en Chile recrea un sismo de gran magnitud cada cinco minutos:

Luego de dos años de trabajo, el Museo Interactivo Mirador inauguró una casa en la que el público se interioriza sobre el origen de los fenómenos telúricos.

La puerta se abre y un monitor recibe a un grupo de niños en el living de su casa. Es una sala pequeña en la que unos quince escolares se acomodan con una evidente cuota de ansiedad. Saben que en segundos todo empezará a temblar. Y fuerte.

El guía parte con una charla que súbitamente es interrumpida por una breve y violenta sacudida. Los estudiantes sonríen, pero pronto se quedan en silencio ante la irrupción de un ruido subterráneo. De un momento a otro todo lo que hay en la pequeña sala se comienza a remecer. El suelo se sacude con violencia, mientras por una ventana se ve que la emblemática iglesia de la Divina Providencia se derrumba. Ya no es un temblor. Es un terremoto.

Algunos niños gritan y otros ríen hasta que el movimiento se deja de percibir. En menos de tres minutos, los visitantes han experimentado un sismo de ocho grados en la escala de Richter, la misma magnitud del terremoto que azotó al centro-sur de Chile el 27 de febrero de 2010.

“Me da un poco de miedo acordarme del temblor. Pero tenía ganas de venir, porque es mucho mejor que me acostumbre a que me pille desprevenida”, explica María José, alumna de quinto básico del colegio San Lorenzo de La Florida.

Ella y sus compañeros asistieron a la apertura de la sala “Y se Mueve…”, ayer en el Museo Interactivo Mirador (MIM), que cada cinco minutos recrea terremotos de gran magnitud.

Se trata de un simulador sísmico único en Latinoamérica, capaz de replicar cataclismos de hasta nueve grados Richter.

Inédito proyecto

La idea de esta sala se gestó en abril de 2010 y en ella participaron más de treinta profesionales, entre ellos ingenieros estructurales, geofísicos, historiadores, psicólogos y educadores. La idea es que los estudiantes entiendan las causas de los sismos con apoyo de elementos interactivos.

“Todos los días queda una jornada menos para el próximo terremoto, así que tenemos que transformar este tiempo de espera en una gran oportunidad para aprender y fortalecer nuestra cultura sísmica. Un niño informado es un niño preparado”, explica Consuelo Valdés, directora ejecutiva del MIM.

Ella y Carmen Vergara, jefa de proyectos del museo, recorrieron varios recintos del mundo antes de instalar esta sala, que deja al MIM en el grupo de los únicos cuatro simuladores de este tipo existentes en el mundo.

“Fueron dos años de trabajo muy emocionantes que se transformaron también en un lindo desafío. Hoy podemos decir con orgullo que este simulador tiene un registro sísmico real, que se puede adecuar también a la investigación científica”, dice Vergara. El proyecto también incluye una sala testimonial en la que los visitantes pueden escuchar la experiencia de otros chilenos el 27-F.

“Con ello, los niños se enfrentan a una diversidad que les ayuda a entender que tener miedo ante una situación así es normal. Lo importante es que ellos entiendan que los temblores son parte de nuestro patrimonio natural y que por más que no queramos, van a seguir sucediendo”, concluye Vergara.

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$400 millones de inversión implicó la construcción del simulador inaugurado ayer.

$2.600 es el valor de la entrada para estudiantes y la tercera edad. Los adultos pagan $3.600

370 metros cuadrados tiene el nuevo espacio del MIM, donde los visitantes reciben también material sobre prevención ante desastres.