Rescatan historias de los barrios de Santiago

Por Graciela Marín, La Tercera.

Desde el jueves, en el GAM, el festival ArqFilmFest invita a un recorrido audiovisual por la capital.

En algunas calles aún hay rieles. El barrio San Vicente fue a principios de siglo XX una bullente zona obrera energizada por el ferrocarril que conectaba Santiago con Puerto Montt. El sector entre Club Hípico y Estación Central, delimitado por las calles Blanco Encalada y Rondizzoni, se llenó de familias trabajadoras que poblaron casas de fachadas continuas, se abastecían en la feria Vega Poniente y se reunían en la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Hoy, las viviendas, el mercado y la iglesia siguen ahí, pero el ferrocarril no: su ausencia marcó la caída de un barrio que podría estar pronto a desaparecer.

Esta historia se relata en San Vicente, de Rodrigo Lepe, uno de los 27 filmes que participan en la competencia de cortometrajes ArqFilmFest, el primer festival de cine y arquitectura que se realiza en el Centro Gabriela Mistral (GAM) entre el próximo jueves y el domingo 21 de octubre. Su programación incluye filmes donde se relatan historias poco conocidas de la capital.

Son registros de barrios y sus construcciones, pero también de la vida de los vecinos. “Más allá de lo arquitectónico, este tipo de documental es un rescate de la memoria de la gente del lugar. Con el tiempo quedan fotos y planos, pero la memoria es efímera y se pierde con la muerte de las personas”, dice Lepe.

En el caso de San Vicente, se rescatan sus orígenes como barrio de mala fama, de conventillos y cités, que rodeaba la chacra de la aristocrática familia Ugarte. Eso cambió con la instalación de la basílica -la primera construcción en hormigón armado de Chile- que se transformó en el corazón del barrio: ofrecía albergue y organizaba ollas comunes. Más tarde, el ferrocarril convirtió San Vicente en centro industrial y parada obligada de leche, frutas y verduras. Comenzó así su perfil obrero.

La decadencia partió con la crisis del ferrocarril, durante los años 70. Hoy, los pobladores de San Vicente son ancianos que crecieron ahí. Pero el barrio se ha ido despoblando lentamente. “Esto es como un viejo que se va enfermando y muriendo”, relata una de las vecinas en el documental. “San Vicente es un lugar que quedó a medio terminar, y está a medio esperar de qué va a pasar a futuro”, dice Lepe. “Tuvo un esplendor con el tren, pero ahora está botado”. A su juicio, el futuro probable es que las antiguas casas sean compradas por inmobiliarias o convertidas para uso comercial.

El tema de la memoria también es clave en el documental Elefante blanco, de Felipe Egaña, que explora la mirada de los vecinos de Pedro Aguirre Cerda sobre el Hospital de Ochagavía, que tras 1973 quedó abandonado.

Otros filmes abordan la ciudad desde miradas poco tradicionales: Santiago a veces, de Carlos Pérez, muestra la ciudad desde las cámaras de vigilancia, y Santiago tiene una pena, de Diego Riquelme y Felipe Orellana, recorre la capital siguiendo a los músicos en las micros. También se exhibirán los registros del realizador Pablo Casals sobre el Parque Bicentenario de la Infancia, y el edificio Cruz del Sur, en la zona de la Escuela Militar.