Las nuevas “plazas” en altura
En Santiago la “quinta fachada” se está reinventando. En Ñuñoa, Las Condes y sobre todo en el centro, se levantan edificios con áreas verdes en la azotea. Ahí, sus residentes podrán hacer ejercicios, trotar o tenderse sobre el pasto mientras miran la ciudad desde 70 metros de altura.
ES habitual que en pleno verano un santiaguino llegue de su trabajo, se cambie de ropa, suba hasta la azotea del edificio donde vive y se dé un chapuzón en la piscina. También, que una tarde de sábado invite a sus amigos a disfrutar de un asado en el quincho, ubicado sobre el último piso de la misma torre. Puede que, a veces, vaya hasta ahí simplemente para apreciar la panorámica de la ciudad. Pero no puede hacer mucho más; por lo general, en ese lugar no hay más instalaciones que piscinas y asaderas.
Pese a eso, en un par de años algunos capitalinos tendrán una gama más variada de entretenciones para realizar en el techo de la torre en que residen. Podrán subir a trotar, a utilizar las máquinas de ejercicios o a recostarse en el pasto a leer un libro. Son actividades que normalmente se realizan en un parque, pero que pronto también se podrán hacer en estas “plazas” que se elevan 70 metros de altura.
En Santiago, hoy se construyen al menos 14 edificios de departamentos que le darán un nuevo uso a la “quinta fachada”. Se levantan en Las Condes, Ñuñoa, Providencia, pero sobre todo, en el centro, en calles como San Francisco y Lord Cochrane, donde la densidad es alta y las áreas verdes, escasas.
“La gente quiere estar al aire libre, pero en los lugares donde construimos no hay muchas plazas y parques donde disfrutar. Es por eso que decidimos crear en las azoteas lugares más bucólicos, donde se pueda correr o hacer ejercicios, mientras se mira la ciudad. Hasta ahora, ese era un espacio que se había subutilizado”, sostiene Eliseo López, gerente general de Paz Chile, empresa que tiene ocho proyectos de este tipo: seis en el centro, uno en Ñuñoa y otro en Las Condes, en la calle General Carol Urzúa.
En las inmobiliarias aseguran que esta tendencia está recién partiendo y que en los próximos años la cifra se multiplicará.
“Su crecimiento debiera ser explosivo, porque compensarán en parte la escasez de áreas verdes que hay en el entorno, especialmente en el centro”, asegura María de la Luz Barros, gerente comercial de Verde Activo, empresa que instala cubiertas vegetales sobre los edificios.
El arquitecto Gonzalo Mardones explica que fue Le Corbusier quien acuñó el concepto de “quinta fachada”. “El uso de las cubiertas permite el estar, el mirar la ciudad y la geografía que circunda a la obra y, además, permite que desde los otros edificios las cubiertas tengan dignidad”, afirma.
“Si uno mira desde la Torre Entel, puede ver que en el centro hay muchos edificios que tienen enormes terrazas. En algunos, incluso, se hicieron “penthouse”, donde vivía el conserje. Esas son construcciones de los años 30, pero de los 70 en adelante las inmobiliarias se pusieron mezquinas y no hicieron nada en ese espacio”, explica el urbanista Sebastián Gray.
A mediados de la década pasada, a las azoteas de las torres de departamentos se les comenzó a dar un uso recreativo, al incorporar piscinas y quinchos.
Ahora, se reinventan una vez más con estos espacios verdes ubicados a decenas de metros de altura. “Es como si las plazas se trasladaran a los techos”, grafica María de la Luz Barros.
Sin embargo, Gray aclara que no son plazas, “porque éstas son eminentemente públicas”.
Una torre de 28 pisos que se levanta en calle Tarapacá, en el centro, tendrá un azotea verde de 1.150 m2. Ahí habrá arbustos, plantas, asaderas, bancas, máquinas de ejercicio y una pista para trotar hecha de caucho. En Mariategui con Av. Bilbao, en Providencia, la inmobiliaria Armas construye una torre cuya terraza de 300 m2 estará cubierta de vegetación y asientos de concreto. “Servirá como aislante térmico, pero sobre todo para mejorar la calidad de vida de nuestros residentes”, afirma Christian Quijada, gerente de Arquitectura de la empresa.
En algunas torres de oficinas de la capital también le están dando un nuevo uso a las azoteas. El emblemático Moneda Bicentenario, la nueva torre que se construye en el Barrio Cívico, tendrá, junto al helipuerto, un jardín de 300 m2. “Es pequeño, pero servirá para que los funcionarios compartan en ese lugar”, explica el arquitecto a cargo, Teodoro Fernández. La nueva sede de la Fiscalía Nacional, en calle Catedral, también tendrá una terraza de 1.000 m2, donde el 60% de la superficie estará cubierta por vegetación.
La azotea del edificio Terrazas, que estará en Ciudad Empresarial, poseerá jardines, miradores y un café. Según el arquitecto Gonzalo Mardones, “desde ahí, las personas podrán contemplar los cerros y la ciudad”.
En el caso de las torres de oficinas, la tendencia de crear estos espacios en el techo responde más bien a la obtención de sellos de sustentabilidad. De hecho, las cubiertas vegetales permiten sumar puntos a la construcciones que persiguen la codiciada certificación Leed.b