Carta de la semana: “Mall de Castro”

Vía chiledesarrollosustentable.cl

Esta semana estuvo marcada por las novedades en torno al polémico Mall Paseo Chiloé. Entre ellas, una votación ciudadana no vinculante arrojó un apoyo del 94% a la construcción del edificio de la empresa Pasmar S.A. Dentro de la discusión, el alcalde Nelson Águila manifestó que el revuelo ocasionado por el mall surgió porque la gente que no vive en Chiloé -santiaguinos específicamente- no conoce las necesidades de la zona. En este sentido, la carta enviada a El Mercurio por Felipe Assadi, Decano de Arquitectura y Diseño de la Universidad Finis Terrae, afirma que se tiene un concepto erróneo de lo que es “desarrollo y modernidad” y que estos conceptos no tienen porqué tener “cara de edificio”.

Señor Director:

En su concepción más pura, lo “moderno” es todo aquello que en cualquier época se contrapone a lo clásico. Pero esa definición, paradójicamente clásica, no aplica en una ciudad de forma aislada y sin una visión amplia y totalitaria de su desarrollo. Las acciones aisladas y fuera del contexto urbano, económico o sociocultural no arraigadas a una política general de desarrollo responsable suelen dejar lo que en el mundo postmoderno llamamos poco elegantemente “elefantes blancos”. Por otra parte, cuando los procesos de modernización dependen de desarrollos sin aplicabilidad local, las ciudades tienden a parecerse cada vez más unas a otras, sin importar necesariamente su historia, su geografía, sus costumbres -que sobrevienen a lo anterior- y por ende su identidad.

Hasta hace muy poco los habitantes de Castro eran vistos, por algunos “regionalistas de la capital”, como depositarios de una de las más ofensivas herencias urbanas que un desarrollo sin visión dejara instalada en la ciudad.

El domingo pasado dichos habitantes -otrora víctimas- se hicieron responsables de este legado, anotando frente a todo el país que “desarrollo y modernidad” es lo que quieren. Y lo acreditaron casi con plenitud.

El error está en creer que el desarrollo tiene cara de edificio. En pensar que ser modernos es contar con la torre más alta de la región, tener la arquitectura más rutilante o construir grandes obras con tecnologías de punta. El error está en pensar que un mall es desarrollo y modernidad, cuando lo que realmente se necesita es acceso a productos, es comercio, es diversión. El error está en pensar que todo lo anterior debe constituirse necesariamente en un edificio de varios pisos. Y si así fuese, el error está en creer que aquel edificio, “moderno” y bastión del “desarrollo” tan anhelado por una comunidad, solucionará de modo efectivo sus carencias de desarrollo y modernidad.

Felipe Assadi Figueroa
Decano Facultad de Arquitectura y Diseño
Universidad Finis Terrae