Poblados altiplánicos denuncian contaminación de minera peruana

Tronaduras de aurífera Pucamarca generan nube tóxica que llega a Chile:

“El problema se advierte en zonas de pastoreo, que se han llenado de tierra, y, además, se siente un polvillo espeso al respirar”, señaló alcalde de General Lagos.

VÍCTOR FUENTES El Mercurio

Habitantes de poblados aimaras del altiplano chileno llegaron hasta el hito A53, a 4.900 metros de altura, en el límite fronterizo con Perú, para protestar contra la contaminación que ha generado el proyecto minero Pucamarca, de la empresa peruana Minsur.

El grupo de 40 personas, pertenecientes a comunidades de Tacora, Alcérreca, Humapalca, Chislluma, Ancolacane y Visviri, llegaron hasta el límite binacional con carteles, una bandera de su etnia, un pabellón patrio y con mucha preocupación por los alcances que para su salud y su subsistencia ha generado la nube tóxica que a diario cruza la frontera desde territorio peruano.

Desde ese sector se aprecian las instalaciones mineras, las que están ubicadas a una distancia, según ellos calculan, de 500 metros de la línea demarcatoria.

La superficie del proyecto minero Pucamarca se encuentra en la comunidad de Vilavilani, su campamento está en el territorio de Palca y el rajo del yacimiento se emplaza en el cerro Checocollo, en el sector andino de la provincia de Tacna.

El dirigente aimara Porfirio Flores asegura que a diario se realizan diez tronaduras, las que generan una nube de polvo que se dirige casi en su totalidad hacia territorio nacional. “Ellos tenían claro el efecto que esto iba a causar para Chile. Los vientos acá se desplazan constantemente en dirección oeste-este. Es muy poco el polvo que cae antes de cruzar la frontera”, enfatiza Flores.

Agrega que el material particulado está precipitando sobre áreas de pastoreo y las comunidades temen que esto ahuyente a la fauna. “Hay que hacer un análisis químico para poder saber cuánto daño están sufriendo los pastizales”, advierte.

El alcalde de la comuna de General Lagos, Gregorio Mendoza, ya solicitó formalmente a la Cancillería, a través de la Dirección de Fronteras y Límites, que presente una queja ante el gobierno peruano.

Mendoza agrega que le parece inadecuado que la empresa peruana haya construido sus instalaciones “casi en el límite de la frontera”. Por ello, demanda que “la Cancillería confirme que se están cumpliendo las normas y tratados vigentes”.

Asimismo, anuncia que pedirán a la Comisión Nacional de Medio Ambiente que interceda ante las autoridades peruanas para conocer qué elementos químicos se están realizando en el proceso de explotación.

“Reconocemos que Chile no tiene atribuciones para fiscalizar empresas instaladas en el sector peruano, pero exigimos que nos garanticen que no van a seguir contaminando nuestras comunidades”, asevera.

Según relata Mendoza, “la contaminación ya se nota en los bofedales, los que se están llenando de tierra, y también en el aire que respira la gente, sobre todo en la tarde, cuando el clima es más templado, se siente un polvillo espeso en la nariz”.

Agua

Otro aspecto que los aimaras quieren llevar ante el Gobierno es la eventual extracción clandestina del recurso hídrico para las faenas mineras de Pucamarca. Dicen que las aguas existentes en las napas subterráneas del sector pertenecen tanto a Chile como a Perú.