Corma valora aprobación de nuevo código forestal

Fuente: Diario Financiero

En la Corporación Chilena de la Madera (Corma) confían en que la reciente aprobación de un nuevo Código Forestal en Brasil puede tener consecuencias positivas para firmas locales como CMPC, Arauco y Masisa.

La norma, recientemente aprobada por el senado brasileño, plantea que las áreas de selva protegidas en propiedades privadas en la región amazónica, equivalentes al 80%, se reduzcan a un 50%.

A su vez, establece que las zonas protegidas a la orilla de los ríos, que hoy suponen una franja de 30 metros a cada lado, pasen a ser de 15 metros.

Para Fernando Raga, presidente de la Corma, las restricciones ambientales sobre uso de suelo habían avanzado en Brasil bastante más de lo razonable. “Finalmente las sociedades van encontrando sus equilibrios. Aparentemente todos estos avances que se habían hecho en restricciones ambientales han estado muy presionados por fuentes de influencia”, afirmó.

El dirigente gremial comentó que la ley es bastante sensata y se preocupa de una serie de estándares medioambientales.

Según él, “no es una cosa que simplemente echa atrás restricciones, sino que complementa la ley y parece que fuera una cosa razonable”.

Si bien sostuvo que aún es pronto para saber qué consecuencias va a tener para las empresas chilenas, advirtió que el primer beneficio que tiene es la disposición conceptual a analizar un tema y buscar una racionalidad de equilibrio entre los usos productivos y el medio ambiente.

“Las consecuencias exactas no las conozco todavía, pero obviamente creo que va a ser positivo”, precisó.

Para Raga, la ley chilena es más razonable y “no llegó a niveles de restricción tan extremos como en Brasil”.

En ese sentido, aseguró que Chile no tiene legislaciones tan extremas que conlleven a la necesidad de una nueva normativa como en Brasil.

El código forestal brasileño, que aún debe contar con el visto bueno de la Presidencia, ha recibido duras críticas por parte de organizaciones ambientalistas.

Según ecologistas, el proyecto es un “golpe mortal” a la ya degradada Amazonía.