Estrategias de accesibilidad para peatones

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Hace ya un par de meses que venimos tocando el tema de las ciudades caminables, amables para los peatones y accesibles para las personas con algún grado de discapacidad.

A pocos días de la Teletón, y con las campañas de sensibilización al aire, es bueno volver a recalcar este tema. Nuestras ciudades están cada vez más adaptadas para las necesidades de los automovilistas, autopistas, sistemas de cobros automatizados, etc, mientras que para los peatones o los atributos que hacen una ciudad accesible para todas las personas no crecen con la misma velocidad.

En algunos posts anteriores ya planteábamos un tema muy relacionado, la ciudad para todos, la ciudad para los peatones, los ciclistas, las personas con discapacidad y a su vez los automovilistas y no por caridad sino por justicia. Porque, es probable que todos, en algún momento de la vida, presentemos algún grado de discapacidad producto de accidentes menores, embarazo, enfermedades o sencillamente por la edad, ya que un niño menor de ocho años está igual de incapacitado que un adulto mayor a la hora de subir grandes escaleras, o sencillamente para cruzar la calle, cuando los semáforos no tienen el ritmo que puede facilitar esta actividad.

Ante esta reflexión, queremos compartir un material de “Town and Infrastructure Planning for Safety and Urban Quality for Pedestrian”. S.O. Gunnarson – European Commission Directorate General for Research, que señala una serie de estrategias para la creación de una ciudad más amigable para los peatones y para las personas con algún grado de discapacidad.

Estrategias para una ciudad más amable para los peatones:

• Los objetivos de las políticas urbanas deben perseguir la creación de una “ciudad vivible con especial prioridad para los peatones“. El andar es el modo de transporte más importante para la ciudad. Las “acciones peatonales” contribuyen a la renovación urbana, a reducir la dependencia del automóvil y a dar pasos hacia la “ciudad sostenible”.

• La seguridad y la calidad urbana para los peatones debe tener prioridad en los programas de inversión, en la legislación y en las actuaciones de los entes locales. Las mejoras de la movilidad peatonal y del entorno deben llevarse a la práctica mediante programas “paso a paso” e inversiones específicas.

• La planificación de infraestructuras de transporte y su integración en el medio urbano es complementaria con las políticas de suelo, de desarrollo y renovación urbana, y deben cumplir el objetivo de reducir las distancias entre las diversas actividades que se dan en la vida diaria. La forma y estructura de la ciudad y la “atmósfera urbana” tienen gran influencia en las preferencias y motivaciones del viaje a pie. Las actividades deben ser localizadas para que puedan ser accesibles a pie para la gran mayoría de la ciudadanía.

La ciudad, sus espacios y edificios, debe ser accesible “a pie” para todos. Los peatones no son un grupo homogéneo y cualquier persona independientemente de su edad y capacidad debe poder acceder a todas las actividades urbanas. El espacio de la ciudad debe organizarse para conseguir prioridades para los modos eficientes de movilidad urbana. Los modos verdes: movimiento a pie, bicicleta y transporte colectivo, son los únicos que pueden hacer posible ese equilibrio ambiental urbano que no se consigue con el uso intensivo del automóvil. Hay que tener en cuenta que a pesar de los graves problemas ambientales debidos al transporte urbano (contaminación ambiental, ruido, ocupación del espacio, barreras funcionales…) que tenemos en nuestras ciudades, el transporte en automóvil no sobrepasa en ninguna el 25% de los viajes que se dan en un día normal. Los modos verdes deben ser objetivo prioritario del planeamiento urbano y de la gestión municipal.

La red de caminos peatonales debe cubrir la totalidad del área urbana y dotar de seguras, directas y atractivas conexiones entre residencias, escuelas, lugares de trabajo, comercios, centros de servicios, áreas de ocio, terminales y paradas del transporte y áreas de aparcamiento. Los itinerarios estarán formados por diversos acondicionamientos, corredores verdes, parques, plazas, áreas de prioridad peatonal, calles y caminos peatonales, aceras y cruces, y serán continuos, sin interrupciones, diferencias ni barreras en las conexiones peatonales. El tiempo de espera en el cruce debe minimizarse y adaptarse a las condiciones de las personas mayores y discapacitadas.

• El diseño de las infraestructuras peatonales y el paisaje urbano deben contribuir a un atractivo “entorno peatonal”. Los caminos peatonales deben ofrecer una variedad de experiencias estéticas cuando las personas caminen de un lugar a otro. Las plazas y espacios estanciales deben servir para estimular encuentros informales, para el descanso y el ocio.

Los accesos peatonales a los transportes públicos son claves en la movilidad urbana. El movimiento a pie cumple un importante papel en la intermodalidad de los sistemas de transporte. Hay que acondicionar accesos cómodos y agradables a las paradas y terminales del transporte público, y éste debe mantener una óptima accesibilidad en los “ámbitos peatonales” del centro urbano.

• Las políticas de regulación y control del aparcamiento pueden hacer viable una estrategia de recuperación del espacio peatonal en las áreas más atractoras de viajes del centro urbano. En áreas peatonales puede permitirse el suministro pero a baja velocidad y sin que afecte a la actividad peatonal, con horarios y en lugares especiales.

• El tránsito peatonal debe llevarse a cabo con comodidad y seguridad. Un mantenimiento óptimo de las infraestructuras peatonales evitará pequeños accidentes, caídas y molestias que disuaden el movimiento a pie, sobre todo a los peatones más vulnerables. El control del buen uso de los espacios peatonales y la vigilancia en las horas nocturnas también ayuda a la práctica peatonal.

• La información pública debe promover el viaje a pie como un modo saludable de transporte. Las campañas educativas para animar el viaje a pie a la escuela deben llevarse a la práctica junto a medidas para hacer seguras las rutas escolares, lo que ayudará a ir consiguiendo una “cultura sostenible de la movilidad urbana”.

• Las campañas para mejorar el respeto de los conductores a las normas de circulación deben incidir en la necesidad de “calmar” la velocidad del tráfico en las áreas residenciales, Zonas 30 y en el viario urbano en general. Los conductores también son peatones y deben ser alentados a conducir con cuidado y poner atención hacia los usuarios más vulnerables de las calles. Las leyes de tráfico deben dar la prioridad de paso a los viandantes en todos los espacios con tratamiento peatonal y cuando cruzan las intersecciones no señalizadas. Deben imponerse sanciones elevadas a los conductores que sobrepasen la velocidad permitida en áreas urbanas o que se “salten” los pasos de peatones.