Habitantes de Dichato ahora están dispuestos a abandonar el borde costero

Lo sufrido la madrugada del sábado provocó que algunos decidieran no vivir más cerca del mar.

por Joaquín Peñailillo
(La Tercera – 18/03/2011)

A sus 83 años, Antonio Alomar se acompaña de un bastón para caminar por todo el borde costero de la localidad de Dichato, en la Región del Biobío, donde ha vivido desde hace seis décadas, luego de que sus padres se instalaran ahí, justo frente al mar.

En medio de su paseo se da tiempo para ver las casas que la madrugada del sábado resultaron anegadas, con hasta un metro de agua, en la caleta Villarrica, tras ser alcanzadas por olas que se produjeron luego del terremoto en Japón. De inmediato recuerda lo que le tocó vivir el 27/F, cuando el tsunami que afectó a la localidad arrasó con toda su casa.

“Alcancé a arrancar con lo justo y salvar mi cuero, nada más”, cuenta mientras mira a algunos pescadores que se atrevieron a volver a trabajar, pese a que aseguran que el mar sigue intranquilo.

Todo lo vivido este tiempo ha resultado decisivo para que Alomar se decida a vender el terreno de 360 metros cuadrados con que cuenta y que ahora será utilizado para construir el parque antitsunami que tendrá la localidad, para lo cual ya se han expropiado 39 terrenos (por $ 1.700 millones), de un total de 52.

Claro que aun cuando se muestra dispuesto a negociar, la cifra que le ofrecen no lo deja tranquilo y de hecho, su hijo Antonio ya estuvo haciendo los trámites para que se tase de una forma justa la propiedad.

El propio primogénito se hizo cargo el año pasado de levantar nuevamente el restaurante familiar que fue arrasado por el tsunami, y aunque en un principio quería mantenerlo, ya no tiene la misma convicción, luego que el sábado el mar llegara a la entrada de su local.

“Lo reparamos para reutilizarlo, pero ahora, después de lo del sábado, nos damos cuenta de que definitivamente no se puede estar acá, porque uno está más pendiente de que viene o no una ola, y así no se puede estar tranquilo”, afirmó Alomar, quien también ejerce como presidente de la Cámara de Comercio de Dichato.

Peor le fue a Rosa Reyes, a quien el agua le levantó y dejó inutilizable el módulo en el cual iba a levantar nuevamente su negocio, en el cual se había realizado una ceremonia, el pasado 25 de febrero, en la que incluso se apersonó el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine.

“Ya no quiero estar más acá abajo, porque está claro que no se puede vivir aquí. Más encima, ahora me tengo que preocupar de ver cómo lo haré para arreglar mi negocio”, se lamentó.

Diferente es el caso de Antonia Parra: lo único que quiere es alejarse de la zona más próxima al mar, pero no puede, porque vive con sus abuelos, quienes no están dispuestos a dejar el terreno que con mucho esfuerzo compraron hace décadas.

“Hay que sacar fuerzas de no sé dónde para soportar esta situación, ya perdí la esperanza de hacerlos cambiar de opinión porque no se moverán de acá”, cuenta, mientras muestra cómo su casa sufrió problemas en la cocina, donde el agua llegó al metro de altura.

Constitución: vecinos siguen oponiéndose a expropiaciones

Por más de cuatro horas se extendió una tensa reunión, convocada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, junto a los vecinos de Constitución, cuyos terrenos ubicados en la ribera del río Maule están afectos a expropiación con el fin de construir allí un parque mitigador de tsunami.

Al encuentro con más de cien personas, asistieron el coordinador nacional del Plan de Reconstrucción Urbana del Minvu, Pablo Allard; la seremi de la Región del Maule, Clarisa Ayala, y el geógrafo físico y especialista en tsunamis, Marcelo Lagos, quienes presentaron los estudios que avalan la expropiación.

Sin embargo, las cuatro horas de exposición poco sirvieron para revertir la opinión de los vecinos. Uno de ellos, Juan Domingo Martín, dueño de una casa de dos pisos, ubicada junto al río y protegida por un muro de contención de cuatro metros, señaló que “la solución es hacer un enrocado para defender la ribera, como yo lo hice, y gracias al cual mi casa, pese a que se inundó, permanece en pie y mitigó la fuerza de la ola, lo que permitió, además, defender otras casas”.

Por su parte, el pescador Nieves Vergara, quien también vive en la ribera, se mostró más a favor de la expropiación, “pero nos preocupa dónde nos iremos, ya que es sabido que hay pocos terrenos para construir”.

Pablo Allard calificó la reunión como “bastante intensa, en el marco del compromiso de mantener a los vecinos informados del plan de reconstrucción”. En Constitución hay 150 terrenos afectos a expropiación, cien de los cuales son residenciales.