Palacio Baburizza de Valparaíso vuelve a abrir sus puertas

Trescientos millones de pesos costó la primera parte de la restauración, que se inaugura mañana.

(La Tercera – 21/01/2011)

En 1997, el curador y crítico de arte Carlos Lastarria (69) se hizo cargo de la administración del Palacio Baburizza, adquirido recientemente por la Municipalidad de Valparaíso para albergar la importante colección de cuadros europeos donada, en los años 40, por Pascual Baburizza, además de las obras de destacados pintores chilenos, desde Rugendas a Valenzuela Puelma.

La combinación era perfecta: una de las pinacotecas de mejor nivel del país, avaluada en ocho millones de dólares, en un edificio art nouveau. El problema era que la casa se caía a pedazos. Las termitas se estaban devorando el lugar y las pinturas estaban en estado deplorable, sucias y húmedas, producto de las aguas lluvia que se filtraban en invierno. La primera gestión de Lastarria fue, entonces, clausurar el palacio y rescatar la colección, trasladándola al Senado.

Lo que nunca imaginó el curador fue que para abrirlo otra vez pasarían 13 años, en los que se desarrollaron reparaciones fallidas, convenios con privados que nunca llegaron a puerto y que convirtieron a la vieja casona en un símbolo de la ineficiencia municipal en la gestión del patrimonio.

Mañana, a las 12 horas, el Palacio Baburizza al fin reabrirá sus puertas en una ceremonia encabezada por el alcalde Jorge Castro. Eso sí, será una inauguración parcelada: los visitantes podrán ingresar sólo al primer nivel de la casona, correspondiente al 10% de la reparación, la que costó $ 300 millones. Son cinco salas, donde se exhibirán las 40 obras europeas más importantes de la colección del empresario croata. “Para mí es muy emocionante este momento, porque si bien yo ayudé a cerrar el museo, ahora estoy contribuyendo a abrirlo. Mucha gente creyó que estaba todo perdido, pero con esta apertura demostramos que ya se está trabajando en el palacio”, dice Lastarria.

La restauración total del inmueble, de casi 2.100 metros cuadrados, está financiada por el Programa de Recuperación y Desarrollo Urbano de Valparaíso, que pondrá en marcha la última etapa del plan. Esta consiste en $ 1.500 millones (con fondos municipales y del BID) y contempla la habilitación total del inmueble, además de la ampliación al Paseo Yugoslavo, con una tienda, un restaurante, un auditorio y una cafetería. Todo, con plazo máximo para 2012. La mantención del Baburizza costaría unos $ 280 millones anuales, que ya fueron aprobados por el concejo municipal. “La premisa del plan diseñado por Mario Pérez Arce y Asociados Arquitectos es intervenir al mínimo el valor de la casona y evidenciar cuándo es una característica original y cuándo es una intervención actual. No se tocará el jardín, que es muy valioso para el sector. Tan importante como los cuadros es la arquitectura del inmueble, el art decó y art nouveau no tuvieron mucho auge en Chile, y este es uno de los pocos ejemplos que existen”, explica María José Larrondo, una de las arquitectas del municipio, a cargo del proyecto.

Mañana se verá parte del estilo de recuperación aplicado por la firma de arquitectos Cáceres y Puente, quienes vitrificaron los pisos, instalaron alfombras, repararon techos y accesos, además de la instalación de iluminación especial para las exposiciones y sensores de movimiento. Con el apoyo de 30 especialistas del Duoc, se recuperaron maderas de puertas, muebles y el mármol de las chimeneas del primer piso. La exhibición, que estará abierta de martes a domingo, podrá ser visitada hasta marzo por grupos de hasta 20 personas, quienes serán atendidos por dos guías.

Colección de lujo

Escapando del convulsionado imperio austro-húngaro, el croata Pascual Baburizza llegó a Chile para luego amasar una fortuna a punta de inversiones ganaderas, la explotación del salitre y otros negocios bancarios y navieros. En 1920 compró su palacio con vista al puerto de Valparaíso, el que empezó a decorar con cuadros adquiridos en sus viajes a Europa. Casi 100 pinturas de artistas de principios de siglo XIX, como Eugenio Isabey, Henri Harpignies, Feliz Ziem y el español Francisco Miralles. “Son obras valiosísimas de artistas que no están en otros museos de Chile. Baburizza era excéntrico, un filántropo solitario, nunca se casó ni tuvo hijos y era desconfiado. Se nota en esta casa llena de rejas”, dice Lastarria.

Al morir, en 1941, el croata donó las pinturas a la ciudad, que se unieron a las reunidas por el pintor Alfredo Valenzuela Puelma y que incluyen 90 cuadros inspirados en Valparaíso, realizados por artistas como Camilo Mori, Juan Francisco González, Thomas Somerscales, Rugendas y Helsby. Durante años, la colección peregrinó por toda la ciudad, incluyendo la sala de la Intendencia, el Casino de Carabineros y la casa de huéspedes del rector de la Universidad Técnica Federico Sta María.

La compra del palacio por parte del municipio parecía la solución al abandono de las obras, pero no fue así. Luego de la clausura, en 2001, el instituto de restauración Crea, asociado con la Compagnie Italiana di Conservazione, ofreció reparar las 245 obras por casi $ 500 millones. En 2006 se terminó el trabajo, pero todavía no había lugar donde colgar los cuadros. La Fundación Andrónico Luksic casi firma un convenio para restaurar el edificio por $ 600 millones, pero tampoco se llegó a acuerdo. “Por años, la municipalidad no tomó conciencia del valor del lugar. No sé si por desconfianza o por malas relaciones, en el mandato del alcalde Aldo Cornejo se desecharon varios proyectos que estaban andando, aplazándose infinitamente la reparación del palacio”, cuenta el curador.

Con la apertura de mañana se comienza a cerrar un capítulo de la historia patrimonial en Chile, pero todavía quedan desafíos. “Lo mejor que le pasaría al palacio sería funcionar con una corporación a cargo, eso le daría mucha más movilidad, ya que ahora, para hacer cualquier compra o arreglo, se tiene que realizar una licitación pública, lo que hace el proceso mucho más difícil y demoroso. Lo segundo es que en el futuro tenemos que impulsar las donaciones y adquisiciones de obras. La idea sería seguir con la misma línea curatorial de ahora, comprar cuadros de artistas europeos o chilenos. Por ejemplo, una obra de Monvoisin, quedaría perfecta en la colección”, concluye Carlos Lastarria.