Los tres años del Plan Valparaíso ¿Planificación estratégica o marketing?

Luego del anuncio del Plan Valparaíso 2011-2014, el foco de las discusiones se ha puesto sobre la millonaria inversión de US$6.223 millones y apenas un barrido a su distribución, entre ascensores, infraestructura y nuevas políticas de seguridad barrial. Considerando que es indiscutible el potencial de Valparaíso en la construcción de un imaginario nacional y su valor patrimonial, cualquier plan a redactar en la ciudad portuaria debe sugerir una real estrategia de desarrollo. Prácticas internacionales demuestran que un plan estratégico exitoso parte de la premisa de que se debe trascender el plazo del gobierno de turno para prometer un desarrollo continuo y sostenido. A pesar de que se valoran algunas de las medidas por ejecutar en Valparaíso, se debiera cuestionar la calidad estratégica de un plan que se limita a enumerar una cartera de proyectos a hacerse cargo por el actual gobierno sin establecer los lineamientos de acción que rentabilicen el capital local en un largo plazo. Planificación estratégica y marketing se potencian en la medida en que se evite caer en el mero discurso y con una iniciativa carente de gestión y capacidad de estrategia largoplacista. ¿Se traducirá en mejoras sustanciales en el plazo estipulado o se trata simplemente de una oportunidad más de marketing?

Lo que se ha dado a conocer

El Plan compendia inversiones públicas, concesiones y privadas en seis ejes que el discurso dice comprometer seguridad ciudadana; infraestructura; pobreza en campamentos; patrimonio, turismo y desarrollo insular; salud y medioambiente; y empleo. Por otra parte, se dan a conocer proyectos, como el mejoramiento de la infraestructura vial, aumentar la superficie de riego en los valles y aumentar la cobertura de subsidios habitacionales. Algunos de estos se traducirán en mejoras sustanciales para la región, como en el tema hídrico que busca dar una solución integral evitando medidas paliativas, a través de un sistema de extracción de aguas subterráneas de hasta 140 millones de metros cúbicos al año, junto con la construcción y mejoramiento de embalses. También la inversión en infraestructura vial en la autopista Los Andes y Ruta de la Fruta garantizará una mejor accesibilidad y conectividad de la región. En cuanto a los ascensores, y como tema asociado al MOP, se expropiarán 4 municipales y 11 particulares para posterior reparación. En materia de regeneración también se hace referencia al rescate del borde costero de Juan Fernandez y paseo Juan Saavedra, junto con la recuperación de edificios históricos como la construcción del ya conocido Parque Cultural de Valparaíso en la ex cárcel que se inauguraría este año. En otro lineamiento, se busca promover una ciudad segura tras diagnosticar altos índices de delitos en relación al resto del país. El Presidente Sebastián Piñera asegura centrar los esfuerzos en implementar el Barrio Seguro en el centro de la ciudad, entre las calles Uruguay y Ecuador.


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Principales discusiones

Tras sólo unos días de haber dado a conocer y digerir el Plan Valparaíso, surgen inquietudes respecto al espacio que ocuparía su rol portuario en la estrategia general. Ricardo Lagos Weber ya critica el no haber incluido el tema de la contribución de los puertos a sus ciudades a falta de un proyecto de ley San Antonio y de ley Valparaíso que oriente hacia un royalty portuario. Actualmente, sólo una pequeña parte de los ingresos portuarios se destinan a sus comunas considerando los costos municipales que implica la prestación de servicios y deterioro de caminos y contaminación. El royalty implicaría evitar que una gran parte de los recursos portuarios llegue directamente al Fisco y que, de manera contraria, sean captados principalmente por las ciudades que los cobijan, potenciando el desarrollo económico regional.

Con altas inversiones se fomenta la redacción de proyectos ambiciosos abarcando diversas áreas de desarrollo, pero se debe considerar que un plan de proyectos debe ir acompañado de un eficiente plan de gestión que garantice su impulso y seguimiento. Más allá de entrar a evaluar los proyectos por implementar, se cuestiona el marco de la planificación del gobierno de turno que debería orientarse hacia una estrategia de desarrollo sostenido y largoplacista. Un Plan Valparaíso atractivo debe integrar desde el consenso una imagen local y una estrategia que facilite la interacción entre los distintos actores, independiente de las variaciones en el sistema político. La idea es que el plan no se limite a una instancia de marketing listando los proyectos por realizar, sino, se debe diseñar una plataforma que desarrolle una gestión relacional capaz de impulsar los proyectos de manera sostenible.