¿Por qué colapsa Santiago cuando llueve?

Foto vía flickr, por ganabalon

A partir de mi espantosa experiencia, producto la intensa lluvia caída en Santiago hace un par de días, decidí el tema de esta columna. Recuerdo que era un viernes, que “pintaba” para perfecto, pero al comenzar el día todo partió mal. Al fuerte viento nocturno que había azotado en mi ventana, se sumó el matutino corte de luz, luego la odisea para que alguna micro se detenga y me lleve, y como si esto fuera poco un taco insoportable en Pedro de Valdivia. Resultado de todo esto, mal humor, irritabilidad y un atraso importante en la llegada al trabajo. Todo esto gracias a 25.9 mm de agua caída en casi 24 horas.

Si bien es cierto, 25.9 es una cifra alta considerando que el promedio de las lluvias durante los meses de invierno varía entre los 70 y 80 mm de aguas caídas, no es justificable la cantidad de malos ratos que pasamos gran parte de los ciudadanos. Podemos ser comprensibles, pero hay un límite.

El objetivo de este post es explicar en palabras sencillas una realidad que quizás algunos de ustedes saben, pero que muchas personas aún desconocen. En conjunto con el crecimiento demográfico la expansión urbana en Santiago ha traído un aumento de las áreas impermeables, es decir se han incrementado los suelos con escaso drenaje y por consiguiente han crecido los volúmenes del flujo de las aguas lluvias. En pocas palabras, esto se transforma en calles y vías sin la capacidad de evacuación, colectores colapsados y cauces desbordados, provocando inundaciones en algunos sectores, llegando incluso al desprendimiento de tierras en comunas donde existe mayor pendiente. Pero esto no se soluciona aumentado el número de colectores y concesionando, muchas veces por décadas, el sistema de drenaje urbano. Algunos personajes insisten en la falta de colectores, pero la verdad es que al buscar un poco de información existen soluciones reales que, incluso están en marcha en Chile, pero una vez más no se han concretado. Una de ellas son las llamadas “urbanizaciones de bajo impacto”, que se caracterizan por integrar áreas hidrológicas con ambientales, que buscan favorecer la infiltración de las aguas, el almacenamiento, levantando y potenciando los cauces y humedales, en la medidad de lo posible, de manera distribuirlas en los barrios como parques, áreas de recreación, entre otras. Aquí surgen propuestas como el Parque Inundable de “La Aguada”, dentro del Plan Maestro Anillo Metropolitano de Santiago. De esta natural forma, la construcción de los famosos colectores, que son la etapa más cara en los diseños de drenaje, se vuelve innecesaria. Por otro lado existe el ya mítico proyecto “Plan Maestro de Aguas lluvias para Santiago”, pero al parecer es otro proyecto inconcluso.

Pero bien, ahora que entendemos cuál podría ser la mejor la solución ¿Quién debe encargarse de desarrollar estos programas? Algunos han postulado que parte de los impuestos deberían manifestarse en una mayor calidad de vida, mientras otros señaln que el ministerio de Obras Públicas debería realizarla estas soluciones? ¿O concesionarlas?