Juan Fernández empieza a levantarse a 45 días de tsunami

W(La Nación, 12/4/2010)

Mientras avanza la construcción de la escuela modular, la Armada ya empezó a retirar ocho toneladas de escombros en lo que queda del antiguo borde costero. Los isleños confían en recuperar bahía Cumberland en un par de años. Por Ricardo Ahumada S.

“Nos creíamos dueños del océano Pacífico teniéndolo en el patio”. Cristina Riquelme, directora de la escuela insular Robinson Crusoe, en el corazón del archipiélago Juan Fernández, mira al mar con sentimientos encontrados, tal como los casi mil habitantes que vivieron una madrugada de terror el pasado 27 de febrero. Esa noche, cuarenta minutos después de que en siete regiones se sintiera uno de los más grandes terremotos de la historia -que en el archipiélago no se sintió-, tres olas sacaron de cuajo el borde costero de la bahía Cumberland y arrastraron al océano todo lo que encontraron a su paso.

Una pesadilla que se mantiene fresca en la memoria de los isleños, quienes a 45 días de esa noche siguen mirando desconfiados al mar que se llevó a 16 de los suyos para siempre, pero que es el camino por el cual llega la ayuda para volver a levantarse.

El jueves, tras el festivo desembarco de la orquesta de la Armada y los payasos que están realizando talleres con los niños de la zona, la barcaza Valdivia recaló junto al muelle para bajar cerca de 600 toneladas de ayuda, incluida la escuela modular que necesita Cristina para llamar a la vuelta a clases a más de 130 niños.

Ahora, después de bajar día y noche los 32 containers que constituirán la nueva escuela, la Armada empezó a cargar el buque con las ocho toneladas de escombros que dejó la catástrofe para empezar definitivamente a reconstruir el borde costero.

Las faenas de construcción del nuevo colegio, ubicado por ahora en terrenos de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), siguen a toda máquina para estar al 22 de abril próximo totalmente operativo mientras en la bahía, 50 personas, en su mayoría mujeres, ayudan a despejar el lugar donde antes del maremoto se encontraba el gimnasio municipal, las escuelas de buceo, un grupo de cabañas y hasta la capitanía de puerto.

Los niños, que perdieron a cuatro de sus amigos en la catástrofe, comienzan a ir de nuevo al colegio, en jornadas de dos horas, mientras empieza a edificarse el nuevo borde costero. “Estamos poniéndonos de pie con mucha dignidad, después de haber llegado la ayuda que Felipe Cubillos, gestor del Desafío Levantemos Chile, prometió a través de un correo electrónico. Desde ese día supe que ya teníamos colegio y estamos felices, esperando que llegue ese 22 de abril, que es la fecha de la inauguración de nuestra escuela modular”, explica la directora de la escuela Cristina Riquelme.

El municipio estima que volver a la normalidad costará cerca de $30 mil millones.

Veda y nuevos cultivos

Junto con el grupo de la empresa que levanta la nueva escuela (Tecno Fast) y los jóvenes que realizan talleres y actividades de esparcimiento en la isla, dos mujeres implementan un plan de desarrollo de cultivos para la zona.

Paula Casanova, de Plataforma Neta, y María Prieto, de ApioPalta, trajeron un programa de trabajo que incluye un ramo nuevo en la escuela para trabajar en cultivos orgánicos en la isla. Ello, para inculcar nuevas tareas de emprendimiento y sustentabilidad en un lugar donde, como en la mayoría de los territorios insulares, se depende bastante del continente.

“La idea es que a través de un plan educativo de implementación de huertos, los isleños comiencen a ser autosustentables y a la vez, se produzca un quiebre en el sistema de sustentos, para llegar a una capacidad productiva, que combina reciclaje y reutilización de los espacios con buena alimentación”, explica Casanova.

Además, la pesca lentamente comienza a retomar el ritmo. Las langostas no declinan en proporcionar a la isla uno de sus productos más representativos y luego de un operativo hecho por los buzos tácticos de la Armada, las trampas de esos crustáceos que se vieron afectadas por el maremoto fueron repuestas. Sin embargo, ha bajado la venta de este cotizado plato desde Valparaíso, su principal comprador, y se acerca la próxima veda, que va de mayo a octubre.