Carta – Escultura

(La Tercera. 29/10/2009)

Señor Director:

En el debate que ha generado el proyecto de la Universidad San Sebastián en homenaje a Juan Pablo II, algunos han sostenido que la plaza que hoy lleva su nombre es un lugar armónico con la tradición pluralista y tolerante de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, y que por eso no se puede instalar ahí a una figura católica. ¿Qué entienden entonces por pluralismo y por tolerancia los arquitectos, ingenieros y escultores que han invocado este argumento? Pareciera que su tesis es que en la ciudad debe haber lugares exclusivos para los laicos y los agnósticos, otros para los creyentes, otros para las distintas razas, etcétera.

Pienso radicalmente distinto a ellos. Si vivimos en un país donde existe tanta diversidad, lo lógico es asumir esa realidad y expresarla en todas partes. Es perfectamente legítimo que en esa plaza esté la figura de Juan Pablo II, y es absolutamente lógico que también pueda estar la figura de un alumno y poeta anarquista como José Domingo Gómez Rojas, o la de un hombre agnóstico como el decano fundador de ese edificio, y gran profesor, don Arturo Alessandri Rodríguez, y ni unos ni otros ni nadie debiera sentirse agredido. Ese es el pluralismo y la tolerancia que el país necesita. La tesis contraria más bien pareciera fomentar la intolerancia y los dogmatismos extremos, y habla de un concepto de pluralismo restringido sólo a lo que a mí me gusta, o a lo que yo acepto.

MÓNICA RASMUSSEN

Profesora universitaria