Con bicicletas gratis incentivan a universitarios a dejar el automóvil

600834015_z.jpg(El Mercurio, 14/11/2008)

Cuando Kylie Galliani ingresó a la Universidad de Nueva Inglaterra en agosto pasado, le dieron una llave para su dormitorio, un horario de clases y una bicicleta de US$ 480.

“¿Una bicicleta gratis? ¿No es broma?”, se preguntó Galliani (17).

No era broma. La Universidad de Nueva Inglaterra y el Ripon College en Wisconsin entregan bicicletas gratuitas a los alumnos de primer año que prometan dejar su auto en casa. Otros colleges tienen programas de arriendo y algunas universidades se han asociado con tiendas del ramo para ofrecer descuentos en la compra.

El objetivo es aliviar la escasez crítica de estacionamientos y cambiar la cultura del automóvil, que obstaculiza las vías y desgasta la sensación de comunidad que implica el caminar o andar en bicicleta por el recinto.

Pero no en todas partes el resultado ha sido bueno, por culpa de la delincuencia y el vandalismo. En el St. Mary’s College en Maryland el programa se suspendió debido al destrozo de algunas bicicletas, indicó The New York Times.

En Ripon y en la Universidad de Nueva Inglaterra creen que dar una bicicleta propia a los estudiantes los estimula a ser más responsables. El college comprometió US$ 50 mil para el programa en el que se inscribieron 180 alumnos. “No le tengo que poner bencina, ni daña el medio ambiente”, expresó Kaitlyn Birwell, de 18 años.

Pero no sólo en las universidades estadounidenses estos planes son populares. En Europa, los programas municipales de arriendo y uso de bicicletas no son privativos de ciudades como París y sus 20 mil bicicletas, sino que son comunes en Barcelona, Pamplona, Lyon, Rennes, Dusseldorf y Copenhague.

Para los alcaldes que buscan aumentar sus bonos pro medio ambiente, este parece ser un buen negocio: por el precio de un bus compran toda una flota de bicicletas y se evitan, por ejemplo, los años de trabajos que requiere la construcción de un metro. Para los usuarios, unirse a estos programas significa disminuir sus gastos en transporte y contribuir al bienestar del planeta.

En parte, los planes han funcionado gracias al uso de tecnología.

Mediante tarjetas electrónicas, stands de bicicletas computarizados, mensajes de texto de celulares y sistemas de débito directo de sus cuentas bancarias, los usuarios pueden tomar y dejar una bicicleta en segundos en cientos de lugares.